miércoles, 2 de agosto de 2017

Archipiélagos de diversidad en las alturas

Los piornos acompañan a los enebros en esta comunidad vegetal.
La idea del artículo del fin de semana pasado me la dio mi compañero y amigo José Miguel Barea que había estado de campo y había visto como en los enebrales se concentraba una gran biodiversidad. Empezamos a hablar de los enebros a recordar estudios que se habían hecho y luego surgió la ocurrencia de buscar la conexión con el Life Adaptamed. Al final le di más importancia a este apartado y ‘sacrifiqué’ algunas curiosidades que quería meter sobre los enebros que recupero aquí al final de esta entrada del blog. Nano Guerrero aportó la imagen que sirvió de entrada del artículo y José Miguel Barea rebuscó las imágenes que necesitaba para ilustrar el texto. 

Enlace a la versión digital dividida en dos entradas:


http://www.granadahoy.com/provincia/Archipielagos-diversidad-alturas_0_1158484580.html


http://www.granadahoy.com/provincia/Ciencia-academica-conocimiento-ciudadano-rescate_0_1158484588.html

La versión en papel, de nuevo doble página y a color, quedó así:


Reproduzco la versión original ampliada con algunas imágenes adicionales.

Archipiélagos de biodiversidad en las alturas

  • Los enebros llegaron a Sierra Nevada en la Era de las Glaciaciones.
  • Los ejemplares adultos son longevos y muy resistentes pero la regeneración natural con nuevos ejemplares está limitada por factores ecológicos y por las condiciones climáticas.
Una nube de mariposas revolotea por encima de un enebral

En las cumbres de Sierra Nevada, en sus laderas más pedregosas y en lugares apartados, nos encontramos en ocasiones con una salpicadura de 'islas de biodiversidad', manchas vegetales dominadas por los enebros y sabinas rastreras. Estas coníferas pertenecen a la familia de las cupresáceas y podemos calificarlas como auténticos monumentos naturales, ya que son plantas de carácter muy longevo, (pueden alcanzar los 1.000 años de edad), que llegaron con las glaciaciones del Cuaternario y con el clima actual han quedado 'refugiadas' en las zonas más altas y frías en diferentes sistemas montañosos de la Península.

Estas especies tapizan algunas lomas de un color verde oscuro y facilitan la presencia de otras plantas y para muchas especies de invertebrados representan una suerte de “minibosques” que le sirven de cobijo y alimentación.
Pareja de erebias nevadenses o 'montañesas excéntricas', un endemismo frecuente en los enebrales de alta montaña.
Los enebrales son la vegetación dominante en la alta montaña en términos de abundancia y cobertura, por lo que es el principal sumidero de carbono biótico.

Enebral-piornal comunidad 'climax'

La comunidad climax de vegetación en Sierra Nevada, por encima de los 1.800 metros, es el enebral-piornal. Estas formaciones representan el límite altitudinal para las especies arbóreas y arbustivas ya que por encima de esta 'barrera', la abrasión foliar causada por los cristales de hielo que transporta el viento se constituye en factor limitante. Las formas almohadilladas son una de las principales adaptaciones de las plantas a la vida en la alta montaña; por un lado, protegen contra el frío en el periodo invernal, (generando un efecto iglú al quedar recubiertas por la nieve durante temporadas), y por otro reducen la pérdida de agua durante el estío.

El enebral-piornal es la comunidad más evolucionada y 'madura' desde el punto de vista ecológico. Está constituido por enebros (Juniperus communis subsps. nana y hemisphaerica), sabinas (Juniperus sabina) y diversos tipos de piornos (Genista versicolor, Cytisus galioni, Erinacea anthyllis y Hormatophylla spinosa). Esta comunidad vegetal es sustituida por pastizales tanto por razones ecológicas (menor permanencia de la nieve, aridez estival, condiciones orográficas, tipos de suelos…) como por razones antrópicas ya que históricamente se han producido talas y han sido quemados, con la pretensión de la formación de pastos para la ganadería extensiva. La regeneración vegetal tras los incendios favoreció el desarrollo de los piornos en detrimento de los enebros y sabinas, que han quedado reducidos a las zonas con condiciones más favorables para estas especies (más umbrías, aisladas, o junto a formaciones rocosas).

Mirlo capiblanco. Su presencia es la mejor señal de salud de los enebrales.
Los enebrales son un hábitat declarado de interés comunitario que desempeña un papel fundamental en procesos y proporciona servicios ecosistémicos de enorme importancia como son la estabilización de suelos, prevención de procesos erosivos, regulación hidrológica, fijación de nitrógeno y de carbono, movilización de nutrientes, fomento de la biodiversidad, polinización, mantenimiento de prácticas agrícolas tradicionales y mejora de la calidad de pastos para la ganadería.

Adultos duros, juveniles sensibles.

El enebro rastrero tiene un porte pequeño, no sobrepasa los 15-20 cm de altura, pero tiene una vida muy larga alcanzando los ejemplares adultos una gran extensión, llegando a superar los 25 metros cuadrados. La polinización, como en toda la familia, es anemófila y la dispersión de las semillas es zoócora, a través principalmente de aves, entre las que destacan dos túrdidos: el zorzal charlo (Turdus viscivorus), que llega al final del verano en sus desplazamientos altitudinales tras reproducirse, y el mirlo capiblanco (T. torquatus), una especie migradora que utiliza estas zonas como área de invernada y permanece hasta la llegada de la primavera.

Ejemplar maduro longevo de enebro.
Los adultos de enebro muestran una gran resistencia tanto a perturbaciones abióticas (sequías estivales, heladas, peso de la nieve…), como al ramoneo y pisoteo de la fauna, (silvestre y doméstica), pero son menos resilientes a perturbaciones humanas, como la realización de carriles y pistas y, muy especialmente, a los incendios realizados históricamente para favorecer la extensión de pastos.

Además de la 'herencia', de las cicatrices, de esos usos y prácticas, esta comunidad vegetal está sufriendo un deterioro progresivo debido a los efectos del cambio climático que agudiza la sequía estival y dificulta la presencia de enclaves adecuados para la germinación, establecimiento y supervivencia de nuevas plántulas de enebro.

Los enebros tienen un gran potencial reproductivo (unas 20.000 semillas por individuo y año) pero muchas de ellas se abortan o son depredadas por una avispilla fitófaga (Megastigmus bipunctatus) que se alimenta exclusivamente de las semillas de enebros y sabinas. De las que sobreviven germinan muy pocas y las plántulas tienen una viabilidad escasa que está limitada por la disponibilidad de agua en los primeros años de desarrollo.

Ciencia académica y conocimiento ciudadano al rescate de los enebros
Actuaciones de restauración de la acequia de Bérchules

En Sierra Nevada se están llevando a cabo una serie de actuaciones de adecuación de acequias tradicionales de careo que suponen una restauración de los matorrales de alta montaña con una doble función: económica y ecológica.

El ganado aprovecha el pasto 'alimentado' por una acequia tradicional.
Las acequias de careo, de origen medieval, son una de las principales señas de identidad de Sierra Nevada y juegan un papel primordial en el mantenimiento de la biodiversidad y de servicios ecosistémicos de enorme relevancia. Los trabajos desarrollados por el parque nacional y natural de Sierra Nevada, en el marco del programa Life Adaptamed, un proyecto que cuenta con financiación de la Unión Europea, se centran en dos de estas acequias, una en la vertiente sur (Trevélez-Bérchules) y otra en la vertiente norte (Haza Mesa, en Güéjar Sierra) y cuentan con el asesoramiento científico de la Universidad de Granada y la colaboración de las comunidades de regantes locales. 
Las acequias de careo en la alta montaña distribuyen los recursos hídricos a través de las laderas y aportan la humedad que enebros, sabinas y otras especies vegetales necesitan en sus primeras, y críticas, fases de regeneración. La recuperación y el correcto manejo de estas acequias tradicionales permite la actividad agropecuaria a la par que favorece la conservación de estos importantes ecosistemas.

De forma simultánea a la recuperación de la funcionalidad de estas acequias, científicos de la Universidad de Granada y técnicos del Parque colaboran en la conservación y restauración de los enebrales. El objetivo primero es la protección y conservación de las poblaciones ya establecidas eliminando los daños que pueden provocar mortalidad en los adultos. En segundo lugar se sitúan las medidas de restauración activa.

La siembra de semillas bajo diferentes escenarios ecológicos permitirá conocer los requerimientos a tener en cuenta para maximizar el éxito de futuras actuaciones de regeneración de este tipo de 'delicadas' formaciones vegetales.

Científicos de la UGR y técnicos del parque colaboran
en la restauración de enebros.
Esta acción es un caso práctico de restauración de la función ecológica y protección de los servicios ecosistémicos a través del apoyo de elementos tradicionales de gestión de los recursos y se ha convertido en una referencia como experiencia en materia de adaptación al cambio climático basada en el conocimiento y la participación de la población local.

Curiosidades
El enebro se denomina en francés genévrier, de donde deriva el nombre de la bebida de la ginebra. Su popularización 'gin' es un apócope de esta palabra pero pronunciado a la inglesa (que a esta planta le llaman juniper, del latín juniperus). Sin embargo, el nombre de la famosa reina Ginebra (Guenièvre, en francés), no tiene nada que ver con el nombre del enebro, a pesar de la similitud con el término.
El fruto de los enebros, además de ser un ingrediente esencial en la elaboración de la ginebra, se usa para aromatizar comidas. La semilla tostada se emplea como sustituto del café y con las ramas y hojas hervidas se prepara una infusión; si se hace esa infusión con los frutos adquiere cierto sabor a ginebra.

Las bayas del enebro han sido utilizadas como desinfectante de las vías urinarias, aunque un consumo prolongado produce daños renales. Los indios navajos las utilizaron como
remedio contra la diabetes y algunas tribus utilizaron el enebro como anticonceptivo femenino.

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