lunes, 26 de junio de 2017

Entre acequias de altura

Esta semana una nueva entrega de Sierra Nevada Montaña de Oportunidades

Enlace a la versión digital del artículo:

http://www.granadahoy.com/granada/Acequias-altura_0_1147985744.html

Y así quedó la versión en papel:


Entre Acequias ‘de altura’
El sendero por las “Acequias del Poqueira” es un extraordinario complemento a la visita a los bellos pueblos de Capileira, Pampaneira y Bubión. Un atractivo itinerario que combina el patrimonio natural y el cultural que componen el genuino paisaje alpujarreño.
El Barranco del Poqueira es uno de los lugares donde mejor podemos apreciar la singularidad del paisaje cultural de la Alpujarra esa fusión entre el patrimonio natural y cultural, surgida de la armoniosa relación del hombre con la naturaleza que ha sabido aprovechar los recursos naturales de una manera compatible con la conservación del medio ambiente, dando como resultado un paisaje singular de extraordinaria belleza.
Miles de visitantes, a veces provenientes de lugares recónditos, acuden al Barranco del Poqueira atraídos por la peculiar arquitectura y urbanismo alpujarreños, que tienen aquí su expresión mejor conservada. Sus pueblos cuentan además con una variada oferta de senderos que nos permiten ir entre los diferentes pueblos o ‘escaparnos a pasear por la Sierra’. Uno de los más destacados y de los más apreciados por un turismo cada vez más exigente en este tipo de infraestructuras y equipamientos es el que discurre por la cabecera del Barranco del Poqueira y que permite adentrarnos en ese mundo medieval en el que las acequias constituían un eje vertebrador de las comunidades locales que ha permanecido durante siglos.
En este hermoso valle podemos disfrutar de ese paisaje integrado que va desde las altas cumbres del Veleta y Mulhacén, que coronan la zona un paraíso de joyas botánicas, hasta los bancales y paratas junto a los pueblos, en los que aún se conservan algunos huertos familiares salpicados de variados productos vegetales adaptados a este clima; el conjunto es la imagen de la historia de domesticación de las laderas de la montaña a base de tesón e ingenio, un esfuerzo humano, económico y de materiales que algún investigador ha calculado como equivalente a la construcción de “cinco Alhambras”. La red de acequias tradicionales constituyen “las arterias” que han alimentado este sistema que ha posibilitado las actividades agrícolas y ganaderas hasta unas alturas considerables.




FICHA TÉCNICA: Sendero “Acequias del Poqueira”
Distancia: 17 kilómetros
Duración estimada: 7-8 horas.
Punto de partida y llegada: Capileira (1.435 m)
Cota máxima: 2.100 m.
Dificultad: Media (salvo en invierno).
Paisajes: zonas agrícolas de montaña, encinar, pastizales y matorrales de media y alta montaña, vegetación de ribera, pinar.
Tipo de camino: veredas y carriles.


DESCRIPCIÓN DEL ITINERARIO:
Arranca nuestro itinerario en la localidad de Capileira el pueblo más alto de los tres del barranco del Poqueira , en el barrio del Castillo, en la parte alta, desde donde sale el Camino de la Sierra que se dirige hacia hacia La Cebadilla. La primera parte es un empinado camino de herradura empedrado para facilitar el paso de de las caballerías ya que en la actualidad aún quedan personas que tienen labores y ganado en la Sierra. Ascendemos entre bancales y cortijos hasta llegar a una zona rocosa donde el camino zigzaguea, con impresionantes vistas al Barranco del Poqueira y al fondo la Sierra de Lújar, una de las estribaciones costeras que separan Sierra Nevada del mar Mediterráneo. Desde aquí también podemos observar la margen derecha del barranco completamente abancalada aunque con muchas fincas abandonadas.

Aproximadamente a una hora de camino llegamos a un carril que seguimos a la izquierda, para desviarnos después por una vereda que pasa debajo de los depósitos de agua. Caminamos ahora junto a una de las acequias conocida como de los Lugares y bajo un pinar de repoblación para después subir por el carril que nos conduce hasta el poblado, en la actualidad abandonado, de La Cebadilla, un abrupto paraje a 1.540 m, donde se construyó en los años 50 una central hidroeléctrica, aprovechando los fuertes desniveles del terreno y la abundancia de agua. En las inmediaciones está la Junta de los Ríos, donde se unen el Toril con el Río Naute, formando el Río Poqueira.

Cruzamos tres puentes y en el último comienza un camino de herradura, un poco duro, pero muy interesante ya que discurre entre encinas y castaños y tiene unas extraordinarias vistas a la cumbre del Muhacén que desde aquí se divisa como una inmensa loma redondeada. En algo menos de media hora de continuo serpenteo llegamos a un cruce. Dejamos a la izquierda la senda que sigue la Loma Púa hacia el Veleta, por otra que nos sube más suave. Unos minutos después, dejamos igualmente otra senda a la izquierda, junto a un cortijo y llaneamos ahora con vistas a gran parte del itinerario que nos queda por realizar, observando al fondo, debajo del Mulhacén y el Refugio Poqueira el Cortijo de las Tomas, el punto más alto de nuestro itinerario donde subiremos. Un poco más adelante en el cruce tomamos la vereda que baja al río Naute y llegamos al Cortijo de la Isla, situado en medio del cauce. Río arriba pasamos bajo los Tajos de Cañavate. La vereda salva el encajonamiento del río, ascendemos un poco más y en un nuevo cruce tomamos el camino que baja al río para llegar a la desembocadura del Río Veleta , que atravesamos por un puente. Después de un ascenso llegamos al Río Mulhacén, que cruzamos para encarar la última dura subida hasta la Acequia Baja ya que un poco más arriba alcanzaremos por fin el Cortijo de las Tomas situado a una altura de 2.100 metros. El nombre de las Tomas viene porque en sus inmediaciones están las dos tomas de agua de las Acequias Alta y Baja, de origen árabe, que llevan el agua hasta la Tahá de Pitres. Desde este estratégico cortijo se puede subir hasta el Refugio Poqueira, situado en esa misma dirección, unos 400 metros más arriba.

Toca el camino de regreso que realizaremos por una vereda en dirección sur que llanea al principio y luego asciende hasta la Acequia Alta. Durante este recorrido de aproximadamente una hora entre las dos acequias, sin perder apenas altura, tenemos espectaculares vistas del entorno dominando la cuerda de los picos por encima de los tres mil metros que va desde el Pico Tajo de los Machos hasta el Mulhacén, describiendo un hermoso anfiteatro natural. Los ríos Toril, Veleta, Seco y Mulhacén, muestran en sus zonas altas el característico relieve en “U” de los valles de origen glaciar.

Llegamos al Cortijo del Hornillo, o “los Corrales de Pitres”, un lugar bajo la Acequia Alta, que aún mantiene un uso ganadero, una actividad tradicional en Sierra Nevada, donde la abundancia de agua, la suavidad de sus lomas, el clima... han propiciado un pastoreo de sus prados desde los primeros asentamientos en la zona. Más adelante la vereda comienza a descender, pasamos la Acequia Baja y luego nos adentramos en un pinar por el cortafuegos. En unos minutos tomaremos de nuevo la pista de La Cebadilla, que cruzamos para seguir hasta llegar a los depósitos de agua potable, donde retomamos el camino de ida por la vereda que nos conduce a Capileira.

PIES DE FOTO:

PRIMERA PÁGINA

PRINCIPAL: Acequia Alta, al fondo el Mulhacén y el Veleta. José M. Castilla
Vista general del itinerario: un mosaico de zonas forestales y cultivos. Andrés Caballero

SEGUNDA PÁGINA:

Capileira, al fondo la Sierra de Lújar, una de las estribaciones costeras que separan Sierra Nevada del mar. Andrés Caballero
Acequia en invierno. Antonio J. Ramos
Cortijo el Hornillo, uno de los que nos encontraremos en el sendero. Andrés Caballero.
Senderistas: El sendero Acequias del Poqueira es muy atractivo para todos los públicos. Antonio J. Ramos
Chimenea. El Picacho del Veleta desde una típica chimenea en el sendero. Antonio J. Ramos

Cortijo Las Tomas: el punto más alto del sendero. Antonio J. Ramos


domingo, 11 de junio de 2017

Oasis "por todo lo alto"


Artículo del fin de semana dedicado a los borreguiles de Sierra Nevada.


Enlace a la edición digital:

http://www.granadahoy.com/granada/Oasis-alto_0_1143786174.html

Y así ha quedado la edición impresa en mi aplicación del periódico, aunque en papel salió en blanco y negro, (creo que la pre-feria del Corpus se ha llevado las páginas en color).


Oasis “por todo lo alto”.

Los ‘borreguiles’, situados a partir de los 2.000 metros, resaltan como islas verdes en el ‘desierto’de la alta montaña. Albergan una extraordinaria biodiversidad de flora, con algunas especies exclusivas de Sierra Nevada.


“Borreguiles formados alrededor de lagunas de Sierra Nevada”.  
Laguna de las Cabras.

Laguna Hondera

Una de las imágenes más asombrosas de nuestra alta montaña, de las que más impresionan a los visitantes, la constituyen los conocidos como ‘borreguiles’, unas comunidades vegetales que se forman por encima de los 2.000 metros de altitud en torno a lagunas y arroyos con presencia permanente de agua procedente de la retirada de la nieve. Se trata de unos ecosistemas típicos que se corresponden fisionómicamente con un pastizal húmedo en verano pero cubierto por nieve una parte del año. En sentido amplio se llaman así a todas las comunidades propias de arroyos, fuentes, turberas y aguas nacientes de las partes altas de la Sierra y a todos los prados de montaña que presentan un aspecto similar.

Borreguiles próximos a un arroyo de alta montaña.
Los borreguiles son unos elementos del paisaje claramente diferenciados, que contrastan fuertemente con el resto del paisaje de la alta montaña, siendo los más típicos y extensos los que se forman en los restos de los antiguos ‘aparatos’ glaciales. Los podemos encontrar en fondo de los valles glaciares, con su típica forma en ‘U’ con superficies poco inclinadas en las que el agua se remansa o se estanca o en las propias lagunas de origen glaciar.

El verde de los borreguiles en las zonas húmedas contrasta con la desnudez de las rocas

En Sierra Nevada hay numerosos borreguiles. Entre los más grandes o importantes podemos destacar los de los Lavaderos de la Reina, los que forman la cabecera del río San Juan y los del Guarnón, (en la ladera noroeste del Veleta), los conocidos como Lagunillos de la Virgen y otros de la cabecera del Río Dílar, o los de Siete Lagunas y los de Aguas Verdes, ya en la vertiente sur.

La paleo-biogeografía explica bien la presencia de estos hábitats-refugio que ofrece la alta montaña de Sierra Nevada para muchas especies de origen boreoalpino. Pero su formación también se debe al hombre, que aprendió a conjugar su utilización como pastos con su conservación, a través del manejo cultural de las aguas del deshielo y el empleo de ganados con especies y con número de cabezas bien ajustadas al medio.



MULTIFUNCIONALES

Estas interesantísimas y originales comunidades vegetales tienen un gran atractivo por su variado colorido y su contraste con las rocas que les rodean por lo que constituyen un bien de tipo cultural y espiritual de primera magnitud según la terminología que se utiliza en la actualidad para definir los servicios que proporcionan los ecosistemas.

Además de la gran importancia a nivel paisajístico, suponen la principal fuente de pastos para la ganadería extensiva trasterminante, especialmente de ganado bovino, que sube a aprovechar estos pastos en verano.
El nombre de ‘borreguil’ parece estar asociado al pastoreo de ovejas.
Por otro lado atesoran una extraordinaria biodiversidad con una gran importancia tanto cuantitativa, por el número de especies representadas, como cualitativa, ya que más de un tercio de las especies que habitan estas zonas son especies endémicas exclusivas (no se encuentran en ningún otro lugar del mundo) y, muchas de ellas han tardado millones de años en adaptarse y evolucionar para sobrevivir en unas condiciones tan difíciles y singulares como las de la alta montaña mediterránea

Indicadores del cambio climático.

Los borreguiles son ecosistemas muy sensibles a los cambios en la disponibilidad hídrica y la temperatura por lo que constituyen unas comunidades muy adecuadas para el estudio del cambio climático. Por ello desde el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada se incluyeron entre los indicadores de este fenómeno y se viene realizando un seguimiento de la evolución de las poblaciones de flora de los pastizales de los borreguiles nevadenses, con inventarios anuales de diferentes parcelas de estudio, a diferentes cotas. La monitorización de estas parcelas nos permitirá comparar las poblaciones actuales con los estudios realizados a final de los años 80 por investigadores de la Universidad de Granada.
Aspecto de un borreguil al final del verano.
CONSERVACIÓN:

Para la conservación de los borreguiles, además de enfrentarse al cambio climático, es necesario un manejo adecuado de la ganadería ya que tan negativo es la pérdida de la ganadería extensiva tradicional como una excesiva sobrecarga ganadera. Por otro lado, la creciente afluencia de visitantes a la alta montaña supone un impacto adicional que debe ser minimizado regulando el acceso a las zonas más sensibles y con un comportamiento responsable y respetuoso que, por supuesto, supone transitar por veredas y no atravesar y mucho menos hacer ‘corraletas’ ni acampar en los borreguiles.

MULTICOLORES Y MULTIFAMILIARES.

A pesar de la aparente uniformidad de aspecto de las plantas de los borreguiles sus componentes pertenecen a muchas familias de origen diverso y tienen flores de todos los colores. Se han catalogado unos 70 taxones de flora que pertenecen a 26 familias muy diferentes pero que han evolucionado de manera similar con respuestas adaptativas a este hábitat tan peculiar. Comparados con otros muchos ecosistemas, la biodiversidad en los borreguiles es impresionante. Se ha confirmado la presencia de una media de 15 a 20 especies distintas en pequeñas parcelas de muestreo, cifra que puede incluso superarse en algunos lugares.

Las comunidades vegetales se disponen a modo de bandas concéntricas en relación con la mayor o menor humedad, desde las zonas más encharcadas, hasta las menos húmedas y alejadas de las masas de agua. En ese sentido tendríamos desde turberas incipientes (ricas en plantas de la familia de las ciperáceas como varias del género Carex, Festuca frigida o Juncus alpinoarticulatus) a pastizales densos (integrados por especies como el cervuno y Leontodon microcephalus, Luzula hispanica, Ranunculus demissus y Campanula herminii) y borreguiles ‘secos’ (en los que abundan especies como Armeria splendens, Potentilla nevadensis, la estrella de las nieves (Plantago nivalis) y la piel de león o cojín (Arenaria tetraquetra subsp. amabilis).
Flora de borreguiles”
Estrella de las nieves

Genciana alpina

Genciana de primavera

Hepática blanca

Ranillo de las nieves. 

Saxifraga estrellada

Tiraña de Sierra Nevada.

Verónica de Sierra Nevada

domingo, 4 de junio de 2017

Las Chorreras del Molinillo

Unos amigos me preguntaron  hace unos días: ¿dónde podemos ir el fin de semana de excursión a Sierra Nevada? Les contesté a la gallega: ¿qué queréis ver?, ¿paisaje, media montaña, flora, el deshielo... que ya está en su punto final?. A lo que me contestaron: un poco de todo eso. Y se me ocurrió mandarlos a Las Chorreras del Molinillo, un lugar muy atractivo y espectacular que además podía hacerles pasar por algunos lugares que desconocían y que era el momento oportuno. De ahí salió la idea para el artículo del periódico.

Aquí podéis ver la versión publicada en l web del periódico:

http://www.granadahoy.com/granada/Chorreras-Molinillo_0_1141686214.html

Y así quedó la edición impresa (en papel se publicó en blanco y negro).
(Comentario de mi madre: "¿nada más que una página?, ¿y en blanco y negro?"
¡Qué mal se han acostumbrado! 😊

Reproduzco la versión original con algunas "fotos de propina".



CHORRERAS DEL MOLINILLO


Junto a los afamados Lavaderos de la Reina o las Chorreras Negras, las del Molinillo, en el nacimiento del Río Dílar, son uno de los espectáculos más hermosos que nos proporciona el agua del deshielo en Sierra Nevada.



El espectáculo visual (y sonoro) de la primavera en nuestra Sierra tiene en las cascadas que se producen con el deshielo uno de los mayores exponentes. Hay multitud de parajes que nos ofrecen estos saltos naturales de agua. Junto al de las Chorreras Negras, que recoge el desagüe de Laguna Hondera, en ‘Siete Lagunas’, (bajo la cumbre del Mulhacén), y los afamados de Los Lavaderos de la Reina, (en el circo glaciar más oriental), el del las Chorreras del Molinillo es uno de los más apreciados entre los montañeros y senderistas.

El río Dílar nace a 3.000 metros de altitud en el paraje conocido como los Lagunillos de la Virgen que recogen el agua proveniente de los Tajos de la Virgen y la Loma de Peñamadura. En su cabecera se forman “Las Chorreras del Molinillo”, una gran cascada de casi 100 metros de desnivel, como si viéramos derramarse un enorme y constante chorro de agua por un gran edificio de una altura de unos 25 pisos.


¿Cómo llegar?

OPCIÓN A: DESDE LA HOYA DE LA MORA.

Partimos desde la Hoya de la Mora, a 2.513 metros de altitud, junto al Albergue Universitario. Traspasamos la barrera que restringe el paso a vehículos a motor que hay junto al Albergue Militar y ascendemos por la pista que sube hasta el Veleta, pasando por el monumento a la Virgen de las Nieves, hasta llegar al cruce que conduce hasta Borreguiles (2.690 m), que tomaremos. Al llegar a la zona urbanizada de esta parte de la estación de esquí, la atravesamos por la parte más baja, junto a la zona de Restaurantes, siguiendo la carretera que se dirige al radiotelescopio y pasando junto a las dos lagunas artificiales.

Al coronar el collado, en la bifurcación, descendemos por la pista de la derecha y enfilamos el Peñón de Dílar que divisaremos en frente. Tras recorrer unos 500 metros abandonamos la pista y nos disponemos a bajar la loma en dirección al río Dílar. Un poco más adelante tenemos a nuestra vista en la distancia, la impresionante cascada de Las Chorreras del Molinillo, imagen que se hará más espectacular conforme nos acerquemos.

Al llegar a la base de las Chorreras (2.335 m) cruzamos el río y remontamos por una pequeña senda para acercarnos a la parte superior de la caída de Las Chorreras que nos permitirá disfrutar de una perspectiva distinta con el agua cayendo y el río Dílar hacia abajo.

Para hacer el regreso continuaremos nuestra ruta por encima de la cascada hacia el Lagunillo Misterioso, (o del Cartujo) una de las lagunas con aguas permanentes de Sierra Nevada ya que se alimenta de un caudaloso manantial al pie de los cascajares de Cartuja o de los Torcales de Dílar. Parece que su nombre viene porque no se ve desde posiciones bajas y hay que subir por las veredas de los Tajos de la Virgen o el Tozal del Cartujo para divisarlo.

Una vez visitado este bello paraje, que tiene la fama de tener el agua más fría de toda la Sierra, pondremos rumbo hacia la Laguna de las Yeguas, en cuyo camino nos encontraremos diferentes lagunillos. Primero nos toparemos con un conjunto que son denominados de La Ermita y luego con otros que se conocen como Lagunillos de la Virgen. Aquí estaremos en nuestro punto más alto de la ruta desde donde descenderemos, ya por un sendero, hasta la Laguna de las Yeguas (2.895 m) y de ahí seguiremos por un sendero por el Collado de las Yeguas hasta Cauchiles y de aquí bajaremos hasta nuestro punto de inicio.


La distancia total del recorrido es de unos 18 kilómetros. La duración de la ruta, ida y vuelta, (incluidos los descansos), es de unas 8 horas aproximadamente, aunque puede oscilar bastante según la preparación física de los participantes, la presencia de neveros o el tiempo que nos encontremos. La dificultad, según el sistema internacional MIDE, es media-alta.

OPCIÓN B: DESDE EL JARDÍN BOTÁNICO DE LA CORTIJUELA.

Arrancamos desde la Casa Forestal de La Cortijuela, (1.710 metros de altitud), junto al jardín botánico al pie del Trevenque.  Para llegar a este punto, desde Granada, tenemos que dirigirnos al municipio de La Zubia. Atravesamos el pueblo y subimos a Cumbres Verdes, y desde aquí, tomamos la pista forestal que, tras dejar atrás la Fuente del Hervidero y el Mirador del Canal de la Espartera, nos conduce hasta el jardín Botánico de La Cortijuela. Desde aquí subimos por el tramo 1 del sendero Sulayr, que recorreremos en sentido inverso, en dirección hacia el centro de visitantes de El Dornajo. Ascendemos hasta el collado de Matas Verdes (1.890 m), algo más de kilómetro y medio. Tomamos luego una vereda en dirección al collado del Pino (2.038 m). Subimos luego por una vereda en zigzag hasta la Loma de Dílar y hacemos cumbre en el Peñón de Dílar a 2.467 metros de altitud. Descendemos suavemente y tomamos el desvío a la derecha que nos conduce hasta la Choza de Matías (2.420 m) y los Prados de las Monjas, bajando hasta el curso del rio Dílar, finalizando nuestro recorrido junto a las Chorreras del Molinillo que están situadas a unos 2.375 metros.




La vuelta podemos hacerla con una variante desde los Prados de las Monjas, bajando por la Loma de Dílar para dirigirnos en esta ocasión por la cabecera del barranco de las Víboras hacia los Hoyos de Zamarrilar para desembocar en el collado del Tejo frente al Trevenque, “el rey de la media montaña”; desde aquí nos dirigimos al collado Martín desde donde bajamos ya por la pista que coincide con la parte inicial del tramo 2 del sendero de Sulayr, que arranca en la casa forestal de La Cortijuela.

Esta ruta circular tiene una distancia de unos 19 kilómetros, ida y vuelta, con un desnivel de 1.030 metros y una dificultad media-alta con una duración de 8-9 horas, en función de la preparación física de los participantes, las condiciones meteorológicas, la época del año y el tiempo que nos entretengamos disfrutando del paisaje y de la flora y fauna que nos encontremos.

EL DESHIELO, AGUA Y PAISAJE.

El embalse de agua que suponen la nieve de nuestras cumbres es cada vez más, y mejor valorado, como uno de los bienes y servicios ambientales que aporta el parque nacional de Sierra Nevada. El agua del deshielo es muy importante para asegurar el abastecimiento de la población y para el riego de nuestras ricas vegas. Pero además el agua que corre por los arroyos de la alta y media montaña supone un servicio ‘extra’ ya que proporciona un atractivo adicional a los senderistas y al turismo de naturaleza que pueden disfrutar de unos paisajes con unas imágenes diferentes.