martes, 28 de febrero de 2017

Tarea Módulo 3 ¿qué tiene que ver el fútbol y mi trabajo?

Decálogo del buen directivo público

Mi decálogo es personal, aunque espero que sea transferible, ya que esta semana ha coincidido con un viaje fuera de la comunidad a un curso en el que no he podido “jugar” con mis compañer@s de trabajo ni tenía facilidad para contactar con otros miembros del curso.

Empezaré diciendo que soy un directivo un poco peculiar ya que formo parte del Equipo de Gestión del parque nacional y natural de Sierra Nevada, (formado por el director, la gerente y yo como conservador, la santísima trinidad para los cachondos), coordinando un área, (Conservación e Investigación), bajo la batuta del director del parque y además bajo la dependencia orgánica del director general y de dos delegados territoriales. Es decir que en mi trabajo estoy siempre mirando hacia arriba y hacia abajo y desde el principio hace una década he entendido que esto no es ni bueno ni malo sino una oportunidad para influir con mi trabajo en los dos sentidos.

Siguiendo el símil deportivo me sitúo por tanto como jugador-entrenador y me voy a apoyar en esta metáfora para establecer mi decálogo para la dirección pública.

Para mí en un equipo hay que ser solidarios y cooperativos. En nuestro trabajo hay tareas más gratas y otras menos y se trata de compartir las duras y las maduras y esto es especialmente necesario cuando hay bajas o nuevas incorporaciones. Con una parte del equipo (Granada) estoy en constante y directa relación, pero con la otra (Almería) tengo que aprovechar las reuniones trimestrales de coordinación, algunas salidas de campo y las aplicaciones informáticas y el correo electrónico y el WhatsApp para estar conectado, accesible.

El trabajo lo hemos organizado por áreas geográficas y por temas lo que permite una base común de tareas y otras específicas en las que cada técnico se va especializando o aprovecha su especialidad profesional (ingeniería forestal, biología, geología).

Yo me he situado en este sentido más que como directivo como uno más del equipo, un centrocampista que reparte juego, aprovechando las cualidades de cada miembro del grupo; si alguien es rápido le lanzo balones en profundidad, si alguien es más técnico, más lento, hay que colocarle el balón en el pie, reposar el juego y aprovecharle para los lanzamientos de faltas o saques de esquina. Como medio centro a mí me toca llevar el tiempo y el ritmo del partido, pero también tengo que ceder este puesto en ocasiones para evitar la excesiva dependencia de mi presencia y acción. Como entrenador procuro sacarle partido a toda la plantilla incluso jugando con las rotaciones que ahora están de moda en el fútbol pero llevan mucho tiempo en las estrategias de otros deportes como el baloncesto o el balonmano.

Mi idea es que todos sepan cuál es el esquema de juego del equipo, el estilo, (la visión y la misión) y puedan aportar tanto sus fortalezas como cubrir las debilidades de los compañeros. Siguiendo con el ejemplo deportivo en mi equipo quiero porteros que paren pero también que sepan iniciar la jugada o un rápido contraataque. Quiero delanteros ‘killer’ en el área pero que muerdan también en la presión al equipo contrario (sin tomarlo literalmente como algún uruguayo que no miento), cuando la ocasión es necesaria.

Como en el fútbol, en la Administración cada semana hay ‘partidos’ que hay que afrontar con planteamientos diferentes, por lo que no hay un único 'dibujo táctico' sino que hay que tener una estrategia variable pasando por esquemas distintos en los que a veces hay alguien que se sacrifica y hay ocasiones para el lucimiento de distintos jugadores. Lo importante al fin y a la postre es el número de puntos que conseguimos entre todos al final de la temporada que en nuestro caso es el momento, cada año, en el que presentamos ante el órgano de coordinación administrativa y de participación social la memoria balance de actividades y resultados. No siempre ni en todos los centros administrativos se tiene la oportunidad de presentar en directo a toda la cabeza de la Consejería una memoria de gestión y nosotros aprovechamos esta oportunidad.

Como directivo no me quedo con la labor de medio volante sino que también tengo que desarrollar y comprender las tareas del resto del equipo y en ocasiones tengo que asumirlas. Es decir que en ocasiones hay que hacer de portero y parar los lanzamientos que nos hacen desde el equipo contrario, y en otras hay que decidir entre hacer una asistencia a un compañero en mejor posición o rematar a puerta. Pero sobre todo hay que estar dispuesto a asumir la responsabilidad de lanzar el último penalti de la serie en una final de Copa.

Para dirigir un equipo hay que saber llorar con él, reír con él, sudar la camiseta en verano, pasar frío y mancharte de barro en invierno, es decir compartir y ser compañero.

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Compartir:

Dar parte de lo que tiene una persona para que otra lo pueda disfrutar conjuntamente con ella. 

Usar o poseer una cosa en común o realizar algo conjuntamente.

Compañeros:

El término compañero etimológicamente procede del latín cumpanis’ (cum: con panis: pan), cuya traducción literal es con pan’dándole el significado de compartiendo el pan’ o los que comparten el pan’, comer de un mismo pan’. 


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