domingo, 23 de octubre de 2016

Lanteira, ciudad de la plata... y de los molinos

Esta semana he cumplido dos años como colaborador de Granada Hoy en la sección semanal dedicada a Sierra Nevada. En esta ocasión tocaba el apartado de "Montaña de Oportunidades" y lo he dedicado a la localidad de Lanteira en el Marquesado del Zenete. El domingo pasado me acerqué al pueblo y al sendero que describo en el reportaje aprovechando que acudí esa mañana a una actividad de celebración del Día de las Aves en el Puerto de la Ragua.

En el periódico le han buscado 'un hueco' de dos páginas a color en la edición del sábado con dos entradas en la web: "Ciudad de la plata... y de los molinos"  e "Itinerario histórico lanteirano".

Así ha quedado la versión impresa:



Reproduzco el reportaje en su versión y fotografías originales.
Cerro de las Minas. Chimenea del horno de fundición de las Minas del Tio Seguro.

Ciudad de la plata… y de los molinos

Un paseo por los alrededores de la localidad de Lanteira es una evocación a su pasado minero. Los río Barrio y Pueblo están además salpicados de antiguos molinos harineros.


Situada en el Marquesado del Zenete a 1.280 m de altitud, Lanteria limita con los municipios del Valle del Zalabí, La Calahorra, Alquife y Aldeire, en la vertiente norte de Sierra Nevada y con los de Válor y Alpujarra de la Sierra en la otra vertiente, en la Alpujarra.

Su primer nombre, Argentaria, proviene de la cultura íbero-romana y deriva de las explotaciones argentíferas (de plata). La pronunciación nativa durante el Bajo Imperio Romano, se transformó en Argenteira y durante la Edad Media se conoció como Alyanteira, nombre que se fue transformando poco a poco en el actual de Lanteira.

La existencia de los primeros molinos estuvo ligada a la trituración de los minerales que se extraían en la zona, continuando su explotación en la época de dominación árabe de la que consta los primeros molinos harineros.

En los márgenes de los dos río que atraviesan Lanteira crecieron numerosos molinos que podemos recorrer en un agradable paseo por la llamada ‘Ruta de los Molinos’. Otros  parajes de interés son el Camino de Válor, el mirador del Peñón, el Tajo del Toril, el Tajo de los Vencejos, ‘la Rinconá’ y el Área Recreativa del Barrio.
Fachada del Ayuntamiento
 Historia:

Siempre se ha pensado que Lanteira no ha sido una localidad importante en la época andalusí por estar apartada de las principales vías de comunicación. Sin embargo, todos los restos arqueológicos que se conservan desmienten esta teoría, en especial la presencia de dos castillos medievales para su defensa.

Pasó a manos de los Reyes Católicos en su campaña de reconquista del Reino de Granada, que culminaron en el año 1492. En 1568 se produjo la sublevación de los moriscos, que fueron expulsados tras su represión, por lo que la villa quedó casi desierta. Años más tarde se repobló con colonos procedentes del centro y norte de la Península.
  
Patrimonio:

De la etapa musulmana se conservan Los Baños, (siglos XII-XIV) en el pago conocido como Los Bañuelos, a orillas del río Barrio. De la Edad Media quedan restos de dos castillos: el primero conocido como ‘La casa del los morillos’ está frente al pueblo, formando una especie de poblado del que, por las piezas de cerámica encontradas y otros restos, se deduce que su principal ocupación fue nazarí;  el otro está cerca del cementerio y sólo se conserva parte de su planta y la torre de fachada.
Iglesia de Santa María de la Anunciación
Entre los monumentos de carácter religioso destaca la Iglesia de Santa María de la Asunción, construida entre 1540 y 1560 sobre lo que anteriormente fuera mezquita, destacando el artesonado ochavado y la cúpula del presbiterio, ambos de estilo mudéjar. En su interior guarda uno de los tesoros más queridos por sus vecinos, la soberbia imagen del Santo Cristo de las Penas, patrón del pueblo que se procesiona el 25 de septiembre. Otra fiesta grande es la de San Marcos, que congrega en la plaza a todo el pueblo, con reparto de roscos y procesión.

Además de la Iglesia Parroquial cuenta con cinco ermitas, cuatro dedicadas a las Ánimas (Escuchagranos, Camino de Alquife, de Tía Lucia y de la Cañada), y la del Santo Cristo de la Penas, patrón del pueblo.
Ermita del Cristo de Las Penas, Patrón de Lanteira
Como las otras poblaciones del Marquesado del Zenete además de las fortalezas tenía su derecho de aguas y pastos en la Sierra y numerosos molinos harineros.  La repoblación castellana, que siguió a la expulsión morisca, dio un nuevo aire a sus viviendas y calles, que se tornaron ‘más castellanas’.

Ruta de los Molinos Harineros

Este sendero recorre, a través de los dos ríos del pueblo, una buena parte de los antiguos molinos harineros de Lanteira. La mayoría está en ruinas, algunos están reformados y dedicados a uso particular o a turismo rural pero siempre manteniendo la estética y la esencia de los antiguos molinos.

Molino de la Teresica
Descripción del recorrido:

Se inicia el sendero en la misma localidad de Lanteira de la que se sale por la calle del Altozano, en la parte alta del pueblo. Un cartel informativo nos muestra un mapa y características del sendero a la misma salida hacia la Sierra.  Al principio caminaremos por una senda paralela al río, conocida como Camino de la Cañada. Al llegar al Barranco del Pueblo, a la izquierda hay un camino que nos lleva hacia el molino de ‘Don Fernando’ y más arriba hasta las ruinas del molino del ‘Tío Chispas’; conviene desviarse unos metros hacia el camino de la derecha que nos lleva al molino, conocido como ‘de la Teresica’ o de Magüe. Fue restaurado para uso residencial particular pero aún conserva partes importantes de su estructura básica como los dos cárcavos (bóveda) con sus rodeznos (noria horizontal), fabricados con piedra caliza. Quedan también restos del saetillo, (pieza que conduce el agua a presión hacia el rodezno para generar movimiento giratorio).  En este mismo barranco un poco más arriba está el molino, habilitado como posada, denominado ‘Piedra de la Herradura’ por estar situado bajo una enorme roca con esta forma.  

Molino Piedra de la Herradura, convertido en posada
A partir de aquí, abandonamos el carril y continuamos por una senda que de nuevo discurre paralela al río y que transcurre entre un bonito bosquete de álamos. Dejamos el río para hacer una pequeña subida hasta el Barranco de Tierras Coloradas y poder disfrutar de unas maravillosas vistas. Volvemos sobre nuestros pasos de nuevo hasta el cruce del río para continuar por la pista que nos conduce bordeando Cerro Redondo hacia el otro río, el del Barrio, en cuyo camino nos encontraremos con hermosos ejemplares de castaños centenarios.

En dirección a una coqueta área recreativa, hallaremos el molino más grande que había en Lanteira, el del Tío Víctor, aunque en estado de ruina. Siguiendo esta ruta frente al Cerro de las Minas podemos descubrir los restos de otros molinos a ambos lados del río del Barrio (Tío Pepe, Toñillo, del Chato…) lo que nos da una idea de la importancia que tuvieron en otros tiempos.

Restos del Molino del Tío Victor

De vuelta en el pueblo podemos completar nuestro paseo por la historia de los molinos harineros visitando uno en funcionamiento, el del Tío Enrique, o los restos de otro molino que pasó después a central eléctrica, ‘El Matacán’.

Ruinas de un antiguo molino


FICHA TÉCNICA:

Distancia: 8 km
Tiempo en movimiento: 2 horas
Altura Mínima: 1.268 m
Altura Máxima: 1.421 m
Desnivel Acumulado: 500 m
Dificultad: Baja
Tipo terreno: carriles forestales y veredas. 

jueves, 20 de octubre de 2016

Aquí seguimos, dos años después

El 24 de octubre de 2014, hace ya dos años, inicié mi colaboración con el periódico Granada Hoy con el artículo: "Salirse del guión" dedicado al mirlo capiblanco y a la quitameriendas. A él le sucedió Sinfonía de colores del otoño y 100 artículos más hasta hoy sobre Sierra Nevada, divididos en dos series, Paraíso de Biodiversidad y Montaña de Oportunidades.
 
Primer artículo de la serie "Sierra Nevada, Paraíso de Biodiversidad"
Primer artículo de la serie Sierra Nevada, Montaña de Oportunidades
Quiero agradecer a Magdalena Trillo Domínguez la directora del periódico su confianza y apoyo en esta aventura y la oportunidad que me brinda cada semana de divulgar sobre esta "gran montaña, pequeño continente", de escribir mis 'latidos verdes' como ella los denominó en el primer cumpleaños, la manera más bonita que he visto de describir mis artículos; y gracias también a toda la gente del periódico que se encarga de editar, maquetar mis textos y fotos con cariño y que tanto me han enseñado (Lola Quero, Marisa, Juanjo...). 
 
 
Y muchas gracias especialmente a mis lectores, algunos de ellos muy fieles. Cada Me Gusta, (no digamos si es Me Encanta), cada mensaje que recibo de que ha sido Compartido, es un aliciente para continuar buscando temas, especies, lugares o historias que contar. Afortunadamente el parque nacional y natural de Sierra Nevada es una fuente inagotable de inspiración. 
 
Aquí seguimos, dos años después, 102 artículos después y más de 250 páginas después. 

martes, 18 de octubre de 2016

Montaña de nieves, montaña de bienes (y servicios)

Coincidiendo con la primera nevada de la temporada hemos elaborado un informe para resaltar los bienes y servicios que aporta a los ecosistemas la nieve que ha visto forma de doble página en Granada Hoy y también un  reportaje en El Independiente de Granada.

Enlace a la edición digital de Granada Hoy: "Montaña de nieves, bienes... y servicios".

http://www.granadahoy.com/article/granada/2389765/montana/nieve/bienes/y/servicios.html

Enlace a la edición digital de El Independiente de Granada. "Montaña de nieves, montaña de bienes". http://www.elindependientedegranada.es/economia/montana-nieves-montana-bienes

 Y así quedó en el periódico digital El Independiente de Granada el informe.

Publicamos un detallado informe elaborado por el director conservador del Parque Natural de Sierra Nevada, Ignacio Henares, que nos acerca a la nieve desde una perspectiva medioambiental y detalla cómo el Observatorio de Cambio Global mide la nieve y estudia su dinámica.
El Observatorio del Cambio Global hace un seguimiento de la nieve.
P.N. Sierra Nevada. El Observatorio del Cambio Global hace un seguimiento de la nieve. 
 
Sierra Nevada, debido a su gran altitud, es la montaña del sur de la Península donde la cubierta de nieve está presente durante más tiempo. Es conocida la relevancia de la explotación de la nieve como recurso deportivo-recreativo para la economía granadina durante la temporada invernal y primaveral pero además es un elemento físico clave para entender el funcionamiento de multitud de procesos en los ecosistemas de montaña. 

El manto de nieve que cubre la Sierra funciona como un gran embalse natural de agua, que, tras su fusión, puede penetrar en el terreno o bien escurrir hasta los cauces de los ríos. Supone un porcentaje muy alto de las aportaciones de agua a diferentes cuencas hidrológicas. Este papel se hace aún más importante en el contexto de cambio climático al que nos enfrentamos, que predice cambios importantes en la abundancia y distribución de las precipitaciones.

El cambio climático de origen antropogénico está acelerando el proceso natural de calentamiento del planeta y afectará, por tanto, en Sierra Nevada, de manera directa al estado y al comportamiento de la cubierta de nieve, lo que provocará cambios en los ecosistemas de la media y alta montaña nevadense

Espectacular imagen de la zona de cumbres de Sierra Nevada tras los primeros copos de la temporada. Cetursa

La Sierra, nevada, es una montaña de bienes y servicios ecosistémicos

Provisión de agua y regulación de dicho servicio

Uno de los principales beneficios de la nieve consiste en que se trata de agua en estado sólido, que se va liberando progresivamente y en diferentes momentos a lo largo del periodo de deshielo. Este fenómeno convierte a las cumbres de Sierra Nevada en un inmenso embalse que va dosificando el agua a lo largo de toda la primavera y del comienzo del verano. Esta agua desciende por los manantiales y ríos abasteciendo embalses y zonas agrícolas. Este efecto tiene una repercusión a una escala muy local (municipios de Sierra Nevada) y también a escalas más amplias, como por ejemplo la propia provincia de Granada y toda la población asociada a las grandes cuencas hidrográficas que drenan el agua de esta gran montaña. En este caso sería la cuenca del Guadalquivir (tanto a través de la cuenca del Genil, como a través de la cuenca del Guadiana Menor), la cuenca del Guadalfeo y otra serie de cuencas de menor entidad que vierten hacia los subdesiertos de la provincia de Almería. Es importante destacar aquí la importancia del suministro de agua, por poca que sea, en el desierto.

Protección de la vegetación

Bajo la nieve se produce un ‘efecto iglú’. La temperatura nunca baja tanto como cabría esperar a tenor de la temperatura de la atmósfera. La nieve, por tanto, protege a la vegetación (y también a otros organismos) de las bajas temperaturas. Estas bajas temperaturas y los fuertes vientos que azotan las cumbres de Sierra Nevada durante el duro invierno podrían deteriorar la vegetación que habitualmente queda protegida bajo una gruesa capa de nieve. Los años en los que nieva poco o en los que la nieve se retira excesivamente pronto se puede apreciar la vegetación ‘quemada’ por el frio y las fuertes rachas de viento. Esto tiene importantes consecuencias también para los organismos fitófagos, como muchos artrópodos endémicos de las cumbres o como para el propio ganado doméstico y silvestre. La cantidad y calidad del pasto disminuye y se deterioran los recursos tróficos de especies tan emblemáticas como las mariposas endémicas que pueblan estas cumbres.

Sincronización de la fenología a escala de ecosistema

La retirada de la nieve es el detonante para que comiencen a desarrollarse ciclos biológicos como por ejemplo la floración o el nacimiento y desarrollo de las orugas de las mariposas endémicas. Estos fenómenos están fenológicamente sincronizados. Una retirada anómalamente prematura de la nieve puede desencadenar el nacimiento y el comienzo del desarrollo de la oruga mientras que la planta aún no ha recibido las señales climáticas que le inducen el desarrollo de las flores o los brotes tiernos. Se produce, por tanto, un desacople fenológico, con severas consecuencias para ambos organismos. El ecosistema y las redes ecológicas tienen un elevado nivel de interconexión y la escasez o la retirada prematura de la nieve pueden desencadenar un desacople y colapso en estos ciclos vitales que sostienen a los sensibles ecosistemas de alta montaña.

Prevención de catástrofes naturales

La precipitación puede y suele ser más intensa en la cima de las montañas y en las cabeceras de los grandes valles. Esta precipitación, que a veces puede ser abundante y caer en tromba, habitualmente cae en forma sólida, de nieve, por encima de determinadas cotas. Si no fuera así y cayera directamente en forma líquida, estas trombas podrían ser canalizadas por los angostos valles de cabecera y en consecuencia podrían provocar catástrofes naturales en forma de grandes avenidas.

La nieve: una gran despensa para las aves insectívoras de alta montaña

Las grandes corrientes de aire que asciende desde las zonas bajas a las cumbres arrastran gran cantidad de pequeños artrópodos. Estos artrópodos caen sobre los neveros primaverales y son especialmente conspicuos y visibles debido a que destacan sobre el blanco manto de nieve. Al final de la primavera, en el borde de cada nevero hay siempre algún acentor alpino escudriñando y buscando alimento. La condición física de estas aves en una época tan importante como el periodo reproductor depende de este suministro de alimento que, sin la nieve, sería casi imposible (o al menos muy difícil) de detectar. Los polluelos, una vez que han nacido, también son muy dependientes de este recurso.

Valor paisajístico

La belleza de los paisajes nevados no pasa inadvertida para nadie. La visión de las cumbres de Sierra Nevada repletas de nieve que puede disfrutarse durante el invierno y la primavera desde muchos puntos de la ciudad de Granada nos reporta una estampa excepcional. Los espectaculares pueblos de la Alpujarra se embellecen aún más cuando el manto blanco de las cumbres nevadenses enmarca el verde de las laderas en las zonas bajas.
Panorámica en la que se aprecia las primeras nieves de Sierra Nevada. parque natural sierra nevada

¡La nieve es divertida!

La nieve es una fuente de disfrute y diversión. Tirarnos en trineo, practicar el esquí en sus diferentes modalidades o jugar con la nieve…, son actividades que la mayoría habrá practicado alguna vez. Recordemos lo bien que lo hemos pasado haciendo un muñeco de nieve por ejemplo y pensemos que este es un servicio más, de los muchos, que la nieve nos aporta.

La nieve, un recurso, un beneficio, muy estudiado

Dada la gran importancia de la nieve, tanto como recurso socioeconómico como para la dinámica de los ecosistemas, desde el Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada se ha puesto en marcha un sistema, a diferentes escalas, de seguimiento de las características de la cubierta de nieve. La escala más detallada consiste en la realización de muestreos in situ para evaluar las características físicas de la nieve (peso, densidad, estructura) y su capacidad de almacenar agua. También a esta escala de detalle se realizan mediciones periódicas de la temperatura del suelo y substrato a varias profundidades. Estos datos son utilizados en combinación con los aportados por la red de estaciones meteorológicas multiparamétricas. Pero lo más destacable es el seguimiento extensivo de la cubierta de nieve mediante las imágenes de satélite suministradas por el sensor MODIS instalado en el satélite TERRA de la NASA, que nos facilita información directa de la superficie máxima ocupada por la nieve, cada 8 días. Este seguimiento han permitido constatar la gran variabilidad espacial y temporal de la capa de nieve en Sierra Nevada. El análisis que se efectúa va más allá de calcular la superficie y el espesor de la cubierta de nieve.

El seguimiento sistemático que se ha realizado durante la última década se extiende hasta el conocimiento del peso, la densidad, el número de capas y otras propiedades de la nieve (dureza, temperatura, tamaño de grano), lo que ha permitido diseñar modelos de estimación de la cantidad de nieve almacenada y su equivalente en agua, y de paso valorar cuestiones de gran importancia como la estabilidad del manto y el cálculo del riesgo de aludes en las zonas más inestables.
De este estudio detallado se extraen las peculiaridades de la nieve en Sierra Nevada frente a otros macizos montañosos situados a otras latitudes y altitudes. Por un lado, destacan unos espesores pequeños, salvo en aquellas zonas muy concretas de acumulación de nieve. Por otro, la enorme variabilidad, en el tiempo y en el espacio, con gran presencia de 'manchas' de nieve y una considerable diferencia entre laderas contiguas en función de la orientación y/o vientos dominantes. Cabe señalar la excepcional acumulación de nieve durante la campaña 2010-2011 en comparación con el resto de años de la serie analizada, que fue hasta cuatro veces mayor que en un año normal.

Primera nevada del otoño sobre el macizo. Cetursa

En Sierra Nevada, la nieve está sometida a una climatología propia de su carácter mediterráneo, lo que le confiere un patrón distintivo. Su comportamiento especial está más relacionado con regiones donde la baja latitud y la elevación permiten la aparición de la nieve en entornos semiáridos o mediterráneos, (como ciertas partes de los Andes centrales, el Atlas o las montañas del suroeste de los Estados Unidos), que con contextos alpinos.

En Sierra Nevada, la nieve contribuye de forma notable al funcionamiento de bosques, matorrales y ecosistemas acuáticos pero también al de la agricultura, ganadería y otras actividades humanas como las recreativas, incluida la propia estación de esquí y todas las actividades ligadas al uso deportivo o lúdico de la nieve. La nieve, aparte de los importantes efectos sobre los sistemas bióticos, se convierte en un condicionante básico de la distribución en el tiempo del recurso agua, especialmente escaso en nuestra región, que tiene que almacenarse en los pantanos 'entretenerse' gracias al sofisticado y ancestral ingenio de las acequias tradicionales para estar disponible para los usos humanos en la larga época en la que escasean las precipitaciones.

La planificación en el uso del agua para riego y consumo doméstico no puede hacerse con efectividad sin un conocimiento del desarrollo del manto de nieve y de los pronósticos de su evolución a corto, medio y largo plazo.

lunes, 17 de octubre de 2016

Helechos: Supervivientes del 'Carbonífero'

Foto principal: Varias especies de helechos en su hábitat tipo, ambientes húmedos y umbrosos con suelos ricos.
Esta semana tocaba la sección "paraíso de biodiversidad" y tocaba algo de flora por lo que me dispuse a a escribir algo sobre el desconocido y primitivo grupo de los helechos, plantas sin flores ni semillas que se reproducen por esporas, de los que Sierra Nevada alberga una buena representación de las especies andaluzas. Como en otras ocasiones me fui liando, me fui liando... y acabe haciendo un reportaje cuya edición fue tratada, como siempre, con mucho cariño por la gente del periódico Granada Hoy. Así quedó la versión en papel, a todo color, a doble página.


Y aquí dejo el enlace a la edición digital, más reducida:

http://www.granadahoy.com/article/granada/2389052/supervivientes/carbonifero.html

Reproduzco el texto en su versión original con las imágenes para que puedan ser reconocidas y diferenciadas las diferentes especies principales de helechos presentes en Sierra Nevada.


SIERRA NEVADA, PARAÍSO DE BIODIVERSIDAD

SUPERVIVIENTES DEL ‘CARBONÍFERO’

Los helechos actuales son testimonios vivos del pasado glorioso de estas plantas que dominaron la superficie terrestre hace millones de años.

Los registros fósiles indican que el grupo de los helechos son las plantas terrestres más antiguas. Su origen en el tiempo se remonta a 400 millones de años atrás en el periodo conocido como Devónico, cuando las plantas conquistan el medio terrestre.  Tuvieron un incremento progresivo de su diversidad hace 360 millones de años, alcanzando su máximo unos 100 millones de años después, punto que marca un descenso prácticamente continuo hasta la actualidad del número de especies.

Los helechos constituyeron las grandes formaciones boscosas del Periodo Carbonífero. Muchas especies se extinguieron pero han dejado huella, pues han dado lugar a la formación de los actuales yacimientos de petróleo, carbón, turba, hulla, lignito y antracita.  
La importancia de este grupo de vegetales desde un punto de vista biológico es elevada, pues suponen el eslabón evolutivo entre las algas acuáticas y las plantas superiores, las plantas con flores y semillas (gimnospermas y angiospermas).

Los helechos se engloban en la actualidad en el grupo de los pteridófitos, conjunto de taxones conocidos también como ‘criptógamas vasculares’, que incluye a los helechos propiamente dichos y a otras plantas evolutivamente próximas como los licopodios y las colas de caballo.

CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES: Los helechos se reproducen por esporas, no tienen flores ni semillas.  Los tallos se denominan rizomas, a menudo  son subterráneos,  y las ‘hojas’ se llaman frondes. Se caracterizan por tener un ciclo de vida, con alternancia heteromorfa de generaciones; la generación dominante es el esporofito, de organización cormofítica, la otra generación es el llamado gametofito, de pequeño tamaño y de organización muy simple, casi siempre de aspecto taloso. Otro carácter morfológico a destacar es la forma de las esporas. Las especies más primitivas, producen esporas de un solo tipo (isosporía). En las más evolucionadas, sin embargo, los esporofitos generan dos tipos de esporas (heterosporía): micrósporas y megásporas.

DIVERSIDAD DE ESPECIES: Se calcula que en la actualidad existen unas 12.000 especies de helechos en el mundo, la mayoría ubicadas en las zonas tropicales. La mayor parte de las especies son propias de ambientes húmedos, cálidos y umbrosos, por lo que son más frecuentes en los entornos tropicales. Su diversidad disminuye a medida que nos desplazamos hacia regiones más templadas.

En la Península Ibérica se han citado 113 especies (más 28 subespecies) de las que más de la mitad, 71 especies, están presentes en Andalucía. En el macizo de Sierra Nevada  hay representados 49 taxones.


Los helechos andaluces son el resultado de los cambios que el clima ha experimentado en los últimos 70 millones de años y constituyen, por tanto, un testimonio vivo de los hábitats y ecosistemas que dieron forma al paisaje andaluz en el pasado. Algunas de las especies presentes en Sierra Nevada colonizaron la región mediterránea durante el Cuaternario encontrando refugio durante la retirada de las glaciaciones en los pisos bioclimáticos superiores. Otras especies colonizaron el Mediterráneo antes o durante el Terciario.


Polystichum lonchitis.  Vive en roquedos y canchales hasta los 3.100 m.

Junto a la Sierra de Grazalema, el parque nacional y natural de Sierra Nevada, es el lugar que  presenta mayor biodiversidad de especies de helechos de Andalucía.  Se pueden encontrar en  diferentes ecosistemas nevadenses: en las altas cumbres tenemos especies como el perejillón (Criptogramma crispa) Polystichum lonchitis;  en los ‘borreguiles’ habita la lunaria menor (Botrychium lunaria); en la zonas umbrosas tenemos especies como el helecho águila (Pteridium aquilinum); en fisuras de roca encontramos a los culantrillos (Asplenium billotii), en paredes rezumantes, o a la doradilla vellosa (Consentinia vellea),  en paredes secas. 

Phyllitis scolopendrium, conocido como lengua de ciervo

HELECHOS EN PELIGRO

Dryopteris tyrrhena es una especie catalogada ‘en peligro de extinción’ aunque presenta un estado de conservación aceptable. Se conocen varios núcleos de población muy distanciados unos de otros, todos localizados en Sierra Nevada, tanto en las provincias de Granada como de Almería. Esas subpoblaciones presentan en general un bajo número de ejemplares y se están estudiando sus  tasas de renovación de las poblaciones así como se realizan prospecciones de zonas potenciales donde probablemente podían aparecer nuevos núcleos. Se considera “en peligro de extinción” porque sus poblaciones pueden verse afectadas gravemente por el efecto del cambio climático en las próximas décadas.

Otras especies de helechos presentes en Sierra Nevada y catalogadas bajo alguna categoría de amenaza son: lunaria menor (Botrychium lunaria), helecho macho (Dryopteris filix-mas), falso helecho macho (Dryopteris affinis affinis) y el helecho macho escamoso (Dryopteris submontana), las lenguas de serpiente, Ophioglosum vulgatum y Ophioglosum lusitanicum y el helecho juncal (Isoetes velatum).

Polipodio (Polypodium vulgare) también vive en roquedos de alta montaña

Pteridium aquilinum, o helecho ‘garra de águila’.

La lengua de serpiente (Ophioglosum vulgatum)
GÉNERO ASPLENIUM.  El género Asplenium es el de mayor número de especies (11) en Sierra Nevada.
  A. viride. 

 A. septentrionale.  
A. scolopendrium.


AMENAZAS

Las principales amenazas que sufren los helechos en Andalucía se clasifican en las siguientes categorías:

Degradación del hábitat
Contaminación de las aguas superficiales y subterráneas
Aislamiento poblacional
Usos recreativos
Especies exóticas invasoras
Enfermedades y plagas
Incendios
Cambio climático

CURIOSIDADES:

Los helechos del grupo de los equisetos ya figuraban en “La Materia médica” de Dioscórides,  médico, farmacólogo y botánico del siglo I, cuya obra alcanzó una amplia difusión y se convirtió en el principal manual de farmacopea durante toda la Edad Media y el Renacimiento. Disocórides le atribuyó propiedades diuréticas, mineralizantes, cicatrizantes y hemostáticas.

La especie Equisetum palustre contiene alcaloides tóxicos en cantidades considerables. En ganado intoxicado por ingestión de este equiseto se observa adelgazamiento, parálisis y disminución de la producción de leche. Los demás equisetos presentan sólo trazas de estos alcaloides, por lo que no resultan tóxicos.

El nombre de equisetos (Equisetum) proviene del latín equus = caballo y setum = cerda, pelo, por lo que se les conoce como ‘colas de caballo’.


La lunaria menor (Botrychium lunaria) es una especie catalogada como vulnerable que vive en los ‘borreguiles.’
Frondes de Dryopteris affinis. Dicen que en ellos se inspiraron los lutiers cuando diseñaron el remate del clavijero de los violines
Helecho de Tirrenia (Dryopteris tyrrhena ) una especie en peligro crítico.

domingo, 9 de octubre de 2016

Los Alayos, una montaña dentro de la "gran montaña"

Esta semana me he atrevido de nuevo con un artículo sobre la geología de Sierra Nevada, que es muy compleja y no es mi fuerte, centrándome en la orla calizo dolomítica de la media montaña. La majestuosidad de las altas cumbres que conforman Sierra Nevada, los picos que superan los 3.000 m de altitud, han ensombrecido u ocultado otros parajes serranos que encierran unos enormes valores paisajísticos y ecológicos, como es el caso de Los Alayos de Dílar con sus arenales y relieves ruiniformes.  
Adjunto enlace a la edición en la web del periódico, versión reducida, del reportaje: http://www.granadahoy.com/article/granada/2384174/una/montana/dentro/la/gran/montana.html

Y así quedó la doble página en la versión impresa:



A continuación transcribo el texto original y acompaño las imágenes que aparecen en el artículo y alguna de propina ;).
Los Alayos, al igual que el Trevenque pertenecen al Triásico superior (entre 230 y 210 millones de años). Imagen de J. Miguel Barea
SIERRA NEVADA, UNA MONTAÑA DE OPORTUNIDADES 

Los Alayos, una montaña dentro de la ‘gran montaña’

Los Alayos constituye un lugar de extraordinario valor e interés geológico y geomorfológico. Los arenales y el aspecto ruiniforme son los elementos más singulares de este enclave.

La majestuosidad de las altas cumbres que conforman Sierra Nevada,  los picos que superan los 3.000 m de altitud, han ensombrecido u ocultado otros parajes serranos que encierran unos enormes valores paisajísticos y ecológicos. Este es el caso de una agreste sucesión de picos que constituyen los conocidos como “Los Alayos de Dilar”, una minicadena montañosa formada por rocas ricas en carbonato de calcio (calizas) o de calcio y magnesio (dolomías) que contrastan con las rocas metamórficas, compuestas principalmente por micaesquistos y cuarcitas, que ocupan gran parte de la Sierra.

Los Alayos componen una curiosa formación montañosa que destaca en la media montaña nevadense en su parte occidental.  Forman una especie de submacizo calcáreo y dolomítico, una cadena de cumbres cercana a los 2.000 metros de altitud que constituye, junto al emblemático pico del Trevenque, uno de los elementos más representativos y singulares del parque nacional de Sierra Nevada.


Las rocas calizas y calizo-dolomíticas son fácilmente erosionables. Debido a los procesos erosivos que durante años ha causado la escorrentía del agua de lluvia, los paisajes que se forman tienen grandes contrastes con rocas abruptas y agujas de piedra que coexisten con barrancos profundos rellenos de sedimentos que se deshacen prácticamente sólo con pisarlos.

Las dolomías del conjunto superior son rocas que presentan un aspecto muy triturado ya que han sufrido multitud de fracturas que las han roto, haciéndolas fácilmente erosionables y deleznables. El resultado de este proceso es una grava dolomítica, (popular aunque erróneamente denominadas arenas), que son arrastradas por el agua de las lluvias torrenciales y tiende a acumularse en los barrancos o ramblas.  En algunos sectores estas dolomías fueron sometidas a una gran tectonización que las fracturó y que, junto a la posterior meteorización, produjo los típicos ‘arenales’. A este tipo especial de dolomías se les conoce como kakiritas. 

Los picos más sobresalientes de Los Alayos son: Picacho Alto (1.776 m), Corazón de la Sandía (1.885 m) y Los Castillejos (1986 y 1978 m). 

Corazón de la Sandía

Relieves ruiniformes: Una de las formas de relieve típica de los materiales que forman la “orla carbonatada” de Sierra Nevada es el relieve “ruiniforme”, llamado así por asemejarse a la forma de antiguas construcciones en ruinas, formando crestas con muchas aristas. El desarrollo de esta forma de relieve se debe a que existen zonas en las que la dolomía es más compacta y resiste diferencialmente más a la erosión, dando resaltes rocosos entre otras dolomías más trituradas. El motivo de la existencia de zonas más resistentes a la erosión es que en ellas, el agua que circula por las fracturas ha precipitado un cemento de calcita (carbonato cálcico) que endurece la roca. Otro efecto de estas diferencias de erosionabilidad en las dolomías, es que en este sector no se forman grandes paredes, sino pequeños resaltes rocosos entre zonas más fracturadas, dando así lugar a profundos barrancos, pero no a grandes desfiladeros o cañones de paredes verticales.

Arenales. Se denominan así a unas curiosas formaciones que consisten acumulaciones de gravas resultantes de la trituración de los carbonatos, que cubren grandes superficies formando  una especie de ‘ríos’ que se mueven cuando se producen lluvias torrenciales.

Los Alayos de Dílar, desde el sendero que recorre la Silleta del Padul. Al fondo el Veleta.
Curiosidades: El nombre de Alayo (o Galayo) tiene origen árabe y significa ‘pico de roca desnuda’. Además de los Alayos de Dílar en la península se encuentra una formación montañosa denominada Los Galayos (también conocidos como El Galayar), constituida por un conjunto de agujas graníticas entre los 2000 y los 2200 metros de altura situadas en la provincia de Ávila, en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, en el Sistema Central.

¿Cómo llegar?

Desde la localidad de Dílar,  descendemos hasta el río lo cruzamos y circulamos por la pista que nos conduce hasta el área recreativa junto al Aula de Naturaleza de Ermita Vieja, donde dejaremos los vehículos. Desde aquí realizamos una subida por una vereda (un poco dura) hasta Picacho Alto.  Hay una senda que conecta con el Corazón de la Sandía y desde aquí también con Los Castillejos. La coronación de estos picos es complicada y requiere de algunos trepamientos pero las vistas hacia la parte occidental del  macizo de Sierra Nevada, hacia la capital y la Vega o hacia la vecina Sierra de Almijara-Tejeda, compensan con creces el esfuerzo. El regreso podemos hacerlo por el Collado del Pino y, a través del bosque frondoso de pinos, descender de nuevo hasta el río Dílar pasando ahora por la toma del Canal de la Espartera y la central eléctrica llamada de Nuestra Señora de las Angustias, antes de llegar a nuestro punto de inicio.

Foto Esperanza Jiménez. Vista de Los Alayos desde la ruta para BTT Transnevada

COMPLEJIDAD GEOLÓGICA

El macizo de Sierra Nevada forma parte de las Zonas Internas de las Cordilleras Béticas, en las que se distinguen cuatro complejos metamórficos superpuestos tectónicamente entre sí, que de abajo a arriba son: Complejo del Veleta y Complejo del Mulhacén (ambos del  Dominio Nevado-Filábride), Complejo Alpujárride y Complejo Maláguide. Como resultado del plegamiento y de la erosión, los materiales más antiguos y profundos del dominio nevado-filábride afloran en la alta montaña, y los alpujárrides son visibles en la media montaña, formando la orla carbonatada que rodea todo el macizo. Este Complejo Alpujárride está compuesto por materiales de más de 200 millones de años, que han sufrido un metamorfismo de moderado a intenso. Está formado por una serie de unidades tectónicas superpuestas, en las que se diferencian un nivel inferior detrítico y un nivel superior carbonatado.

La extraordinaria geodiversidad y los diferentes paisajes geológicos del macizo nevadense se deben a diferentes factores:

- La importante elevación que ha sufrido desde el Mioceno superior (hace 11 millones de años), y que durante el Pleistoceno (1,8 millones de años) se ha intensificado dando lugar, entre otros efectos, a una intensa fracturación de las rocas.
- La variedad de litologías existentes.
- Su estructura anticlinal en forma de domo, de dirección aproximada Este-Oeste.
- La gran variedad de condiciones climáticas producto de las elevadas diferencias de altitud,  entre los 650 m de la depresión de Granada y los 3.479 del pico del Mulhacén.

"Los Gallos". Antonio J. Ramos
Pico de la Virgen. Antonio J. Ramos