domingo, 27 de marzo de 2016

Con nombre de mujer

Violeta silvestre (Viola palustris)
Esta Semana Santa he preparado un reportaje especial para el periódico. He recopilado plantas con nombre de mujer, he entresacado las especies más intererantes y genuinas de Sierra Nevada y he rebuscado sobre  su origen etimológico.

Adjunto enlace a la edición digital AQUÍ.

Desgracidamente en la edición en papel, con tanta imagen procesional "se han comido el color" y ha aparecido la doble página en blanco y negro, con lo que ha quedado un poco deslucida, nos hemos acostumbrado malamente quizás; he rescatado la maqueta original a todo color para comprobar la diferencia. En todo caso con la versión original del artículo que transcribo más abajo coloco las imágenes originales para que podáis disfrutar de todo el esplendor de las flores a las que hago referencia.



Versión impresa a color

SIERRA NEVADA, PARAÍSO DE BIODIVERSIDAD

CON NOMBRE DE MUJER

Entre el amplio listado de especies vegetales de Sierra Nevada, (más de 2.100 plantas con flores), encontramos muchas con nombre propio de mujer.
En todo el mundo, en todas las regiones y en todas las civilizaciones, mujeres y flores han intercambiado sus nombres evocando la idea de belleza que han simbolizado ambas desde la Antigüedad. Hay mujeres que son bautizadas con el nombre de flores y al revés, flores que han sido denominadas haciendo referencia a una diosa, virgen, mártir, heroína o figura femenina.
La misma palabra, ‘Flor’, se ha convertido en un nombre propio de mujer. Pero además nuestros espacios naturales y jardines están salpicados de rosas, margaritas, begonias, camelias, azucenas, verónicas, hortensias, violetas, ambrosias, angélicas… Destacamos algunas de las plantas más emblemáticas de Sierra Nevada con nombre de mujer que además sobresalen por tener el apellido nevadense.
Estrella de las nieves (Plantago nivalis).
La estrella de las nieves es una planta endémica de Sierra Nevada, auténtico símbolo de este macizo montañoso y suma dos nombres de mujer: Estrella y Nieves. Crece en los bordes de los borreguiles o pastizales húmedos de alta montaña. Es un bioindicador de los pisos bioclimáticos superiores conocidos como oromediterráneo y crioromediterráneo.
La etimología de la palabra estrella proviene del latin stella = estrella, virtuosa y bella. El nombre femenino viene de la santa Estrella, virgen y mártir gala del siglo III. El origen etimológico de la palabra nieve es sencillo, ya que procede del latín, nivem, que parece venir a su vez del griego nifás, que puede traducirse por ‘caer la nieve o caer copos de nieve’. Esta voz tiene un origen muy antiguo, indoeuropeo, sneigh, del que derivarían también el inglés snow, el alemán schnee o el sueco sncer. Esta especie representa el amor eterno.
Violeta de Sierra Nevada (Viola crassiuscula).

La violeta de Sierra Nevada es otro endemismo exclusivo de la alta montaña mediterránea. Vive en pedregales sueltos o cascajales, por encima de los 2.500 metros de altitud. Sus flores, además de violetas, pueden ser rosadas, amarillentas e incluso blancas. Otras tres especies de violetas se pueden encontrar en el macizo nevadense (Viola palustris, V. hirta y V. párvula).
Violeta es el diminutivo de Viola. Simbólicamente significa ‘la hermosa y joven’. A esta interpretación se le une el cariño y la dulzura que imprime la forma diminutiva. Santa Violeta fue otra virgen mártir, en este caso italiana (de Verona), del siglo II.
Verónica de Sierra Nevada (Veronica nevadensis).
La verónica vive en bordes de lagunas, arroyos o también en la zona de ‘borreguiles’ y prados encharcados de Sierra Nevada y de las vecinas Sierras de Baza y Filabres, siempre por encima de los 2.000 metros de altitud. Es una planta de pequeño tamaño, con diminutas pero bellas flores de color azul o púrpura.
Verónica es un nombre de mujer que procede del griego berenice = ‘portadora de la victoria’. Está muy extendida, sin embargo, una etimología popular medieval que interpreta el nombre como vera icon = ‘imagen verdadera’. La tradición cristiana adjudica este nombre a Santa Verónica, la mujer que, durante el Via Crucis, tendió a Cristo un velo para que enjugara el sudor y la sangre. Según la leyenda, en la tela quedaron milagrosamente impresas las facciones de Jesús de Nazaret.

'MARGARITAS'
Margarita es un nombre femenino de origen remoto que podría provenir del persa murvarid = ‘criatura de la luz’, (de donde procede el sentido de perla que es como devino en griego margarites = perla), o del sánscrito manjarit = ‘ramo de flores’, al ser una flor compuesta. Es uno de los nombres que se utiliza comúnmente en todas las culturas. Popularmente, se le da el significado de ‘aquella que esconde su belleza’.
Hay muchas especies, de familias variadas incluso, que pueden incluirse en el nombre genérico de ‘margaritas’ entre las que sobresalen las siguientes:
Margarita amarilla serrana o gamarza. 
 
El nombre científico es Leucanthemopsis pectinata. Familia de las Asteráceas. Vegetación supraforestal criófila a partir de 2.000 metros de altitud y hasta las altas cumbres. Endemismo nevadense.
Arabis de Margarita. 
 
Esta planta de la familia de las Brasicáceas crece exclusivamente en los pastizales higrófilos de Sierra Nevada entre los 2.200 y 2. 500 m.
Margaritilla.
 
Las plantas del género Bellis, también conocidas como belloritas, son pequeñas margaritas silvestres y tienen una amplia distribución.

Con el nombre de la Rosa
Quizás el nombre femenino que mejor se asocia con las flores sea el de Rosa que significa mujer igual de bella que un rosal. Las rosáceas son una familia de plantas dicotiledóneas muy amplia, con unos 100 géneros y unas 2.500 especies, cuya distribución es casi mundial, pero presentes sobre todo en regiones templadas y subtropicales del hemisferio boreal. Engloba la mayor parte de las especies de frutales como la manzana, pera, melocotón, ciruela, cereza, almendra, zarzamora, etc. También incluye muchas especies ornamentales, principalmente las rosas, las flores por excelencia, de gran importancia en jardinería y en la industria de la perfumería.
En Sierra Nevada encontramos diferentes especies del género Rosa.
* Rosa canina, rosal silvestre o tapaculos. Arbusto espinoso de hoja caduca, flores blancas o rosadas. (100-2.100 m). Espinas como colmillos de perros.

* Rosa pouzinii, escaramujo menor. Matorrales espinosos caducifolios, zonas umbrías. Flores blancas. (500 y 2.100 m).

* Rosa villosa, rosal velludo. Flores rosadas, los frutos poseen numerosas glándulas y son también espinosos.
* Rosa stylosa, rosal de estilos grandes. Flores pueden ser de color blanco y rosa pálido. Crece sobre pedregales y roquedos por encima de los 2.000 m.
* Rosa sicula, rosal siciliano. Flores rosas o blancas. Vive en matorrales almohadillados o tomillares, sobre suelos calizos o calizo-dolomítico (hasta los 2.300 m).
* Rosa pimpinellifolia, rosal espinosísimo. Pétalos muy redondeados, rosa pálido o blanquecinos. Barrancos umbríos de zonas calizas de las sierras béticas.

* Rosa dumalis. Flores rosas, desde intenso a muy pálido (1.100-2.100 m).
* Rosa foetida, rosal hediondo es la única rosa silvestre de flores amarillas. Olor ácido un poco desagradable.
* Rosa agrestis, rosal agreste. Arbusto de matorrales espinosos caducifolios, entre los 100 y los 1.300 m. Los pétalos son escotados, blancos o rosa pálido.
* Rosa micrantha, rosal de flor chica. Arbusto caducifolio, con flores de un característico color rosa chicle. Matorrales espinosos o en orlas de bosques (300-1.800 m).
* Rosa gallica, el llamado rosal de Jericó es una especie naturalizada.

martes, 22 de marzo de 2016

Teta y sopa no caben en la boca



Teta y sopa no caben en la boca (pincha para ver la versión original en el Independiente de Granada. 



TETA Y SOPA NO CABEN EN LA BOCA

No se puede un día lamentarse por no entrar en la carrera a Patrimonio de la Humanidad y al siguiente pedir que se permita la instalación de invernaderos en la Alpujarra.

Hace unos días se conocía la noticia de que Medina Azahara  optará a entrar  en la Lista de Patrimonio Mundial como 'Ciudad califal'. El Consejo de Patrimonio Histórico reunido en Córdoba decidió por aclamación que la cordobesa sea la única candidata española que presente sus aspiraciones ante la cumbre de 2018. A raíz de la anterior noticia, voceros del Partido Popular se han apresurado a quejarse de que Medina Azahara se adelantaba a la Alpujarra en la carrera hacia la inclusión en el privilegiado grupo de la Unesco, como si hubieran estado a la misma altura anteriormente, y han denunciando el abandono por parte del equipo de gobierno actual de la Diputación de este ‘ambicioso’ proyecto heredado.

Por otro lado determinados sectores afines al PP, incluso algunos de sus alcaldes y alcaldesas, desde hace tiempo, se han convertido en adalides de una agricultura intensiva en la Alpujarra Media que va acompañada de la utilización  de mallas antigranizo (eufemismo que esconde la proliferación de invernaderos) y de la modernización de la agricultura para hacerla más productiva (que, entre otras cosas, supone la transformación de los sistemas de acequias tradicionales). Aparte del error que supone querer competir en productividad con la Costa en lugar de en calidad, en diferenciación de los productos, este modelo pone en riesgo el equilibrio entre el uso del agua, la conservación del paisaje y de la biodiversidad y el mantenimiento de una agricultura y ganadería tradicionales en las que se basa el ‘éxito’ milenario de este modelo de relación del hombre con la Naturaleza, este paisaje cultural que queremos que se conozca y reconozca mundialmente. 

Hará un par de años ya que le dije al entonces rector de la Universidad, en una reunión preparatoria de la candidatura de la Alpujarra, que en el camino a la denominación como Patrimonio Mundial no se podía aplicar lo de “a quien madruga Dios le ayuda”, sino que al contrario, “no por mucho madrugar amanece más temprano”.  Aquél intento de acelerar la marcha provocó el rechazo de buena parte de los ayuntamientos alpujarreños que reclamaban mayor conocimiento del proyecto y más participación en su configuración, que a la postre truncaría temporalmente el camino. 

Uno de los errores de la candidatura de la Alpujarra ha sido precisamente ese vicio de origen. La candidatura surgió más para gloria del anterior presidente de la Diputación, que como proyecto de futuro para la comarca, como demuestra el empeño que tienen desde el PP en marcar la autoría de la idea y la reclamación de su protagonismo machaconamente. Ese primer y gran error de promover una candidatura sin la complicidad de la población local ni de los ayuntamientos alpujarreños, que fue entendido como una especie de despotismo “todo para la Alpujarra pero sin la Alpujarra”.

El segundo, y no menos grave, era que se concebía la Declaración como un fin en sí mismo bajo cuyo paraguas vendrían inversiones millonarias, todas parece ser destinadas a una gran promoción turística derivada de la inclusión como Patrimonio de la Humanidad.  No debe ser ese el objetivo pero hay que ser transparentes y confesar que no hay ningún fondo al que acogerse que derive directa ni indirectamente de conseguir ese objetivo. Y si lo que se pretende es una gran campaña de promoción turística no hace falta esperar, marca y etiquetas a las que colgarse no faltan (Reserva de la Biosfera, Parque Nacional, Parque Natural, Carta Europea de Turismo Sostenible, Conjunto Patrimonio Histórico-Artístico, Sitio Histórico). 
Si queremos mantener esta apuesta, debería retomarse la candidatura, sin prisas peros sin pausa, pero la estrategia debe ser la contraria. Lo primero que debe hacerse es concitarse un gran consenso sobre el futuro de la Alpujarra basado en la conservación del patrimonio natural y cultural;  una apuesta que llevará posteriormente a la Declaración pues cualidades y méritos no le faltan por lo que debemos sentirnos orgullosos. Debe asegurarse no sólo que no peligran los elementos fundamentales en los que debe basarse la candidatura sino que la estrategia de futuro está basada en asumir la responsabilidad que conlleva.

El futuro de la Alpujarra, del paisaje cultural alpujarreño, por tanto no puede quedarse en una mera campaña para fomentar el turismo como si se tratara de un parque temático, circunscrito a un ámbito limitado, cada vez más reducido, de la comarca, y rodeado de pueblos que pierden su identidad. Si no nos damos cuenta de que el paisaje se está fosilizando y del papel importante que tiene el paisanaje en su conservación no habremos entendido qué es y para qué debe servir la inclusión en el Listado de Patrimonio Mundial.

Nota in fine: Aunque a muchos alpujarreños anclados en la idea de que “es la hora de la Alpujarra” no les guste, creo que sería más adecuado, más oportuno, más inteligente, que se retomara la candidatura con la denominación de Alpujarra Sierra Nevada. A la Alpujarra no le quita, al contrario le aporta, le suma atractivo y refuerza la candidatura y además puede ser muy interesante para todo el conjunto.

lunes, 21 de marzo de 2016

Anfibios, termómetro del cambio climático

He aprovechado este artículo de la serie en la que voy desgranando el impacto del cambio global en Sierra Nevada para hacer un repaso a la situación de las especies de anfibios presentes en el macizo nevadense y en su entorno inmediato. 

En esta ocasión he contado con el apoyo y asesoramiento de Elena Ballesteros y Emilio González Miras, compañeros de la Agencia de Medio Ambiente y Agua, que han realizado los trabajos de seguimiento de este grupo en el marco del Observatorio de Cambio Global y de mi amiga Maribel Benítez coautora del estudio herpetológico para el parque nacional y natural.

Para leer la edición digital del periódico pincha AQUÍ  

Y así quedó el reportaje en la edición impresa a doble página.  


 Al final del artículo he colocado imágenes de las diferentes especies presentes en Sierra Nevada, sin pie de foto, para que juguéis a adivinar el nombre de cada una de ellas.

LA HUELLA DEL CAMBIO GLOBAL EN SIERRA NEVADA
Los anfibios, termómetro del cambio climático
Las variaciones de temperatura y humedad, la desaparición y fragmentación de sus hábitats y la aparición de nuevas enfermedades ha acabado durante los últimos años con más de 200 especies de estos frágiles vertebrados. 1 de cada 3 especies está en peligro de extinción.
 Aún es pronto para conocer el verdadero papel del cambio climático en el declive generalizado de los anfibios. Pero parece claro que, a medida que conocemos más sobre sus efectos, podemos afirmar con rotundidad que el calentamiento global será sin duda la amenaza más seria a la que deberán enfrentarse estos grandes supervivientes de piel húmeda y ojos saltones.
La mayor pérdida de anfibios de Europa ocurrirá, previsiblemente, en la Península Ibérica, donde la mayor parte de las especies desaparecerán como consecuencia de la aridificación que se producirá que nos hará que nos parezcamos al norte de África. Por esa razón, Andalucía oriental, es una zona especialmente sensible al cambio climático ya que la duración de los hábitats acuáticos es más corta y son menos abundantes, a lo que hay que añadir la transformación agrícola de amplias zonas de las provincias de Almería y Granada.
SUPERVIVIENTES AMENAZADOS
Los anfibios constituyen el primer grupo de vertebrados que ocupó con éxito el medio terrestre. Los actuales son especies supervivientes al cambio climático que se ha producido en los últimos miles de años pero ahora están amenazados seriamente por los cambios acelerados que estamos viviendo.
Etimológicamente, anfibio significa ‘doble vida’, apelativo que describe uno de los rasgos más notables de este grupo de vertebrados: a su fase larvaria, generalmente acuática, le sigue una fase adulta netamente terrestre a la que llegan por medio de una metamorfosis aunque en muchos casos siguen ligados al agua debido a sus mecanismos de reproducción y desarrollo.
Especies muy sensibles.
Los anfibios son quizás el grupo de vertebrados más sensible al cambio climático. En primer lugar porque su piel es extremadamente permeable y sus huevos no tienen pared protectora. La exposición directa con el suelo, agua y luz solar los hacen muy vulnerables a la absorción de sustancias tóxicas a través de la piel, lo que los convierte en verdaderos termómetros de la salud de la tierra.
Al ser animales de sangre fría, no son capaces de producir calor propio para mantener la temperatura entre límites constantes y su temperatura corporal depende en gran parte de la temperatura exterior.
Algunos de los efectos del cambio climático sobre los anfibios son ya evidentes. Por ejemplo el adelanto de la reproducción, motivado por el aumento de la temperatura, hace que los anfibios estén más expuestos a las heladas tardías, por lo que muchos animales mueren congelados al inicio de la estación reproductora. También, el aumento de las temperaturas provoca en muchas zonas la desecación temprana de las masas de agua, con la consiguiente muerte de las larvas que no tienen tiempo de completar su metamorfosis. Además, el aumento de la temperatura del agua provoca una adelanto en el desarrollo larvario, lo que hace disminuir la talla de los ejemplares recién metamorfoseados, comprometiendo su supervivencia.
Por otro lado los anfibios sufren intensamente los efectos de otros motores del cambio global, como la destrucción o fragmentación de hábitat o la contaminación del medio acuático en que se desarrollan.
Bajo la amenaza del hongo asesino
El nuevo escenario climático puede facilitar indirectamente las epidemias de enfermedades infecciosas que ocasionarían declives poblacionales muy rápidos y, en ocasiones, extinciones de especies. Es el caso de la quitridiomicosis provocada por un hongo que está originando una mortandad elevada en muchas poblaciones de anfibios. El hongo mata a ranas y sapos principalmente en las regiones montañosas frescas o durante el invierno. Parece que el cambio climático podría estar elevando las temperaturas en las zonas altas de montaña de latitudes templadas, haciendo que estos ambientes, antaño demasiado fríos para el desarrollo de este hongo, resulten ahora un ambiente más adecuado para su crecimiento. La enfermedad es la bala que está matando a muchos anfibios pero el cambio climático es quien está apretando el gatillo.
Sierra Nevada, observatorio privilegiado
Los anfibios, por sus particularidades fisiológicas y ecológicas, constituyen uno de los grupos de fauna más sensibles a los efectos del cambio global en Sierra Nevada. En los últimos años se han estudiado diferentes aspectos de su ecología relacionados con la temperatura y la disponibilidad hídrica en el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada. Los datos obtenidos permiten inferir cambios en las comunidades de anfibios nevadenses entre los que destacan: un desplazamiento en altitud, mayor competencia entre especies que se reproducen en medios permanentes, modificaciones en el tamaño de los metamórficos y expansión de enfermedades emergentes.

En el seguimiento realizado de los anfibios presentes en el macizo nevadense durante las tres últimas décadas, se han observado cambios en la distribución de las especies. De las especies estudiadas, tres muestran un claro patrón ascendente superior a 100 metros (sapillo pintojo, sapo y rana común), dos no muestran un patrón definido (sapo partero bético y sapo corredor) y otras dos han tendido a rarificarse y desaparecer (rana meridional y sapillo moteado ibérico). Para el sapo partero bético y el sapo común existe un claro retardo fenológico conforme ascendemos en altura que está claramente relacionado con la temperatura.

A nivel general, mientras que las poblaciones de alta montaña podrían verse beneficiadas por un aumento de la temperatura, las de baja y media montaña corren serio riesgo de desaparecer, especialmente las que utilizan medios temporales.

Metodología: Muestreos en lugares de reproducción y puesta, observación directa y recorridos nocturnos con paradas de escucha.
Anfibios presentes en Sierra Nevada:
  • Sapo común (Bufo spinosus)
  • Sapo corredor (Bufo calamita)
  • Sapo partero bético (Alytes dickhilleni)
  • Rana común (Pelophylax perezi)
  • Sapillo pintojo (Discoglossus jeanneae)
  • Sapillo moteado (Pelodytes ibericus)
  • Sapo de espuelas (Pelobates cultripes)
  • Ranita meridional (Hyla meridionalis)
  • Gallipato (Pleurodeles waltl)










domingo, 13 de marzo de 2016

La cuna de las primeras 'rubias'




Esta semana tocaba de nuevo el apartado de Montaña de Oportunidades en mi página semanal sobre Sierra Nevada en el periódico Granada Hoy y me he aproximado a uno de los escenarios testimonio del pasado minero de la comarca del Marquesado del Zenete, las minas de Santa Constanza en Jérez del Marquesado que he dedicado especialmente a mis amigos de este bello pueblo. El enlace a la versión digital está aquí y así ha quedado la verión en papel.


De nuevo esta semana hemos conseguido estar entre lo más leído del día en la web del periódico lo que es un indicador de que el tema ha interesado y de que mantenemos una pequeña legión de fieles seguidores. 




SIERRA NEVADA, MONTAÑA DE OPORTUNIDADES

LA CUNA DE LAS PRIMERAS 'RUBIAS'

Las Minas de Santa Constanza en Jérez del Marquesado proporcionaron el cobre con el que se acuñaron en Córdoba las primeras pesetas “rubias” tras la Guerra Civil.


MARQUESADO DEL ZENETE: TRADICIÓN MINERA

Los pueblos de la comarca del Marquesado del Zenete, en la vertiente norte de Sierra Nevada, han sido, desde tiempos prehistóricos, punto de encuentro de dos grandes corredores de comunicación: de sur a norte, entre la costa mediterránea y la cabecera del Guadalquivir –bien a través del Río Nacimiento, bien por el Puerto de la Ragua-; de este a oeste entre el levante peninsular y Andalucía occidental, a través del Valle del Genil. A esta situación estratégica se suma la riqueza de recursos naturales, entre ellos,  la abundancia de diversos minerales. Los primeros testimonios de presencia humana en el Paleolítico inferior en la zona están ligados a la explotación minero-metalúrgica.

Los primeros pobladores se establecieron en la Era Argárica a partir del 2.000 a.C. fundamentalmente por la presencia de minerales. Hay restos arqueológicos correspondientes a esta etapa como el Cardal  y en el Peñón de Alrutan (en los alrededores de Jérez del Marquesado). La Era del Bronce (1.300 a.C.) está representada en el yacimiento Lavadero con restos de mineral de cobre. Posteriormente llegaron los tartesos, sucedidos de colonias de fenicios, griegos y cartagineses.  Iberos y romanos también acudieron a la comarca atraídos por la riqueza mineral. Tras la caída del Imperio Romano empiezan las primeras invasiones de los musulmanes por el altiplano. La llegada del mundo islámico supuso una reestructuración del territorio y una reagrupación  de la población que se había dispersado.

Los minerales que se extraían eran variados: hierro, plata, antimonio, cobre, plomo que han sido explotados hasta fechas muy recientes. 

La Mina de Santa Constanza 

La Mina de Santa Constanza, conocida también por otras denominaciones a lo largo del tiempo como La Jerezana y Mina 10, se encuentra situada en las estribaciones septentrionales de Sierra Nevada, dentro del Parque Natural del mismo nombre, en el lugar conocido como el pago Alrután, un espacio delimitado al oeste por la loma de La Solana y al este por el arroyo del Brazal del Rincón, a 1.230 metros de altitud, en el término municipal de Jérez del Marquesado. 

El valor geológico de la mina de Santa Constanza radica en su enclave. Esta mina se encuentra en el complejo geológico denominado nevado-filabre, caracterizado por la abundante presencia de calcopirita y sulfuro de cobre. La clara distribución geológica de éstos ha favorecido una organización muy diferenciada de las actividades extractivas y metalúrgicas en la comarca del Marquesado del Zenete distinguiéndose Alquife para la extracción de hierro, Lanteira para la de plata y Jérez del Marquesado para la de cobre.
La explotación industrializada de las minas de Santa Constanza se inicia en el año 1845. En torno al año 1880 pasa a manos de Manuel de la Puente Apecechea quien pronto vende la concesión a Hubert Meersmans, relevante figura del panorama industrial granadino de origen belga. Será éste último quien, en alianza con el ingeniero francés Emile Bontoux, cree la Sociedad Anónima Minera de Jérez-Lanteira y gestione la explotación hasta la quiebra de la compañía a principios del siglo XX. En 1907, la concesión pasa a la compañía de capital inglés La Estrella Copper Mines. Durante su último periodo de explotación (1944-1963), las minas de Santa Constanza son gestionadas por la Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas, modélica en metalurgia, quien explota, sobre todo en los últimos años, el lavado de las antiguas escombreras. El transporte de mineral se realizaba por camiones de escaso tonelaje a Guadix desde donde se conducía en ferrocarril hasta su fábrica en Córdoba.
La Mina de Santa Constanza cesaría su actividad en 1955, después de haberse extraído cobre durante casi un siglo y haber sido una de las minas más importantes de este mineral de toda la Península. Como dato curioso, decir que de estas minas se extrajo el material necesario para fabricar en Córdoba, tras la Guerra Civil española, las primeras pesetas de cobre y níquel, conocidas como 'rubias' y que sustituyeron a las de plata y a las de papel.

La suspensión de la actividad de la mina se debió fundamentalmente a la entrada en España de cobre procedente de Chile, que era mucho más barato, y al interés de los empresarios de la mina por dedicarse a la ganadería y a la cría de caballos. 

El complejo minero-industrial de Jérez del Marquesado estaba compuesto, por una fábrica de fundición, de la que se conservan aún dos chimeneas y los paramentos del edificio principal, una planta de tratamiento del metal, pozos (entre ellos el principal, llamado Pozo Josefina), un castillete y un importante poblado de 33 viviendas para los trabajadores, que llegaron a ser alrededor de 200 en su momento más álgido, que contaba con su propia capilla e incluso un pequeño cementerio. Las galerías eran subterráneas llegando hasta los 125 metros de profundidad, compuestas de siete plantas repartidas en más de 500 metros de longitud. Eran galerías impresionantes de 2 metros de ancho por 2 de alto.

CUENTA LA LEYENDA… 

Una de las leyendas que corrían por la zona era que las minas también tenían oro en su interior y que los empresarios registraban a los trabajadores la ropa por si escondían ‘pepitas’. Aunque no hay confirmación  de la presencia de este mineral preciado,  hay indicios de que pudiera haber oro en pequeñas proporciones.

NOMBRES MINEROS

La comarca del Marquesado del Zenete está salpicada de topónimos que tienen su origen en sus recursos mineros. 

LANTEIRA: El  primer nombre de esta localidad, Argentaria, proviene de la cultura ibero-romana y está relacionado con la presencia de plata. Más tarde evolucionó hasta Argenteira y después Alyanteira hasta llegar al nombre actual. 

FERREIRA. El nombre de este pueblo situado al pie del Puerto de la Ragua deriva del latín ferrum=hierro. 

Por contra, el nombre de Jérez del Marquesado donde se encuentran las minas de Santa Constanza,  viene de la denominación árabe Mecina Xeriz (barranco de la seda), ya que la localidad fue un centro de producción industrial de este tejido. 

Mi primer e-book




Hace unos días presenté en el Parque de las Ciencias, la catedral de la divulgación científica, ante un gran puñado de amigos, mi libro digital “SIERRA NEVADA: una gran montaña, un pequeño continente”, una recopilación de los artículos publicados en el periódico Granada Hoy entre el 24 de octubre de 2014 y el 25 de octubre de 2015, un año exacto, mi primer año de colaboración semanal con este diario.  Más o menos, lo que viene a continuación fue mi intervención en dicho acto, tras la introducción hecha por Magda Trillo, la directora del periódico, e Inma Oria, delegada territorial de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía. 
 

Cuando empecé a escribir, cuando se me ocurrió la idea de iniciar una serie de artículos sobre Sierra Nevada, me imaginaba a un lector pasando el papel de las páginas del periódico (tomando el café, sentado en casa, en el autobús…) y encontrándose con una página diferente, un descanso, en las noticias de información diarias, en las crónicas fungibles que ocupan la mayor parte de la prensa escrita. Soñaba con que algún día, eso sería ya la hostia,  alguien nos buscara expresamente los viernes y nos echara de menos si no apareciéramos; en realidad ya hay algunos incondicionales en esta categoría de fieles, a los que agradezco este seguimiento, sin duda alimentado por la amistad). 

No había pensado nunca en esta otra manera de utilizar mis artículos en un formato digital y compilados todos juntos, no había tenido en cuenta la posibilidad de que pudieran ser usados de una manera tan diferente como la que ahora propongo con este ‘e-book’: una publicación que me gustaría que sirviera como material de consulta para amantes de Sierra Nevada y de la naturaleza en general, estudiantes y docentes, senderistas, ecoturistas. Esta es quizás la razón principal de este esfuerzo de recopilación ya que hemos comprobado que a veces los artículos, cobran protagonismo más tarde, o lo renuevan y son leídos más en la versión digital que en el papel. Un ejemplo está en un reportaje que hice la pasada Semana Santa, viernes santo para más INRI, (viene muy bien la expresión en esta ocasión),  sobre la procesionaria, por esta razón lo llamamos “Procesión sin cofrades”, (para el que conté con la colaboración del profesor Hódar), que este año me ha venido muy bien para explicar mi opinión al respecto de la polémica sobre el tratamiento de esta ‘plaga’y ha sido mucho más leído que cuando se publicó.  


Hay muchos asuntos relacionados con lugares de los que he escrito a lo largo de este tiempo, que me permiten ya ‘autocitarme’ y enlazar mi propuesta, a uno de los artículos publicados a lo largo de este tiempo. La estrella de los senderos, (si alguien me pregunta por la Verea de la Estrella), El Bosque encantado, (si la demanda se refiere al Camarate), Los Lavaderos de la Reina… Igual ocurre con muchas de las especies a las que he dedicado algún artículo ya sean de flora o de fauna que cuando he recibido alguna petición de información me he remitido a uno de mis propios artículos en primera instancia.

Mi colaboración en Granada Hoy ha ido evolucionando desde aquél “Salirse del guión”,  la primera página de la serie “Sierra Nevada, paraíso de biodiversidad” dedicados al mirlo capiblanco y a la quitameriendas o “Sinfonía de colores” de la otra serie “Sierra Nevada, una montaña de oportunidades”, en la que invitaba a conocer la Dehesa del Camarate y la Laguna de Aguas Verdes. Esta evolución, no sé si ha cuajado como un estilo propio, pero espero que con el tiempo los lectores me vayan conociendo más y sobre todo conozcan mejor (y quieran más) a Sierra Nevada, esta gran montaña, pequeño continente que da título a la publicación. El caso es que he ido aprendiendo a escribir para el periódico, (que es muy distinto a la redacción de  un artículo científico o de un informe técnico), de lo que quiero; ir contando algo de lo que sé, un poco, y transmitir ese conocimiento (en muchos casos contagiar lo que siento). 

Siempre he rechazado aquella manera de escribir utilizada para demostrar lo mucho que alguien sabe de algo. Yo pretendo lo contrario, compartir mucho de lo poco que sé.  Por eso lo que en ocasiones ha ocurrido es que he estudiado aún más sobre algunas cosas de Sierra Nevada para luego resumirlas, “traducirlas” y compartirlas.

El origen de todo fue la reflexión de que Sierra Nevada encierra muchas cosas desconocidas, incluso para los que la conocen; quizás por tenerla tan cerca, tan a la vista, tan accesible, no la conocemos bien. Quería contribuir a que los granadinos, pudieran presumir con más conocimiento de causa de que Sierra Nevada es mucho más que una estación de esquí. Y hacia fuera  justificar las razones por las que nuestro macizo montañoso es Reserva de la Biosfera, parque nacional y parque natural.

Sierra Nevada no cabe en un reportaje, al contrario es una enciclopedia, una fuente inagotable de historias, de lugares, de momentos, de experiencias. Yo había colaborado en prensa, especialmente con Granada Hoy, puntualmente, casi siempre con artículos de opinión, pero fue a raíz de mi colaboración radiofónica en la emergida y pronto desaparecida La Voz de Granada, con la sección “El Hombre y la Sierra”, un programa divulgativo, cuando se me ocurrió proponerle a Magda una colaboración periódica en el periódico, valga la redundancia. Tardamos muy poco en dibujar un formato, esto de las dos series complementarias, alternativas cada semana. Me dio unos consejos, me explicó la mecánica de funcionamiento y me dijo: “ya está, la semana que viene empezamos”. Sentí lo mismo que como cuando me compré una moto y me dijo el concesionario: “hala, llévatela”, y me entró una sensación de vértigo, de miedo. Pero igual que entonces se transformó pronto en una sensación de libertad, para ir donde quisiera, ahora se transformó en una  para escribir lo que quisiera y de lo que quiero. 

Bueno, hay que explicar que no iba suelto de manos con la moto, quiero decir que me ofrecieron la inestimable colaboración de una gran periodista como Lola Quero que me ha ayudado, me ha enseñado mucho sobre estilo periodístico, la métrica y la mecánica de la edición de un periódico y a no ponerme nervioso, “los periódicos salen todos los días al final”. La inmensa mayoría de las veces, mando el material y ya no sé nada hasta que lo veo en el papel. Al principio me preocupaba porque no recibía respuesta, retorno, pero pronto me di cuenta que eso era una buena noticia, si algo falla o falta ya te localizan, hasta en lo alto de la Sierra, en alguna ocasión.

Lola inicialmente, y luego la interacción con los electores, me hizo comprender, mucho mejor de lo que yo ya sabía, la importancia de un titular. ¿Cómo conseguir que alguien que pasa las páginas –o que ojea una web o una red social- se detenga en nuestra página? Se necesita un buen titular, que desarrollado con una entradilla y apoyado en las imágenes, despierte interés, admiración, provoque una sensación… Primero porque la suma de esa primera impresión debe ser la motivación para continuar leyendo y segundo porque para un porcentaje alto esto será lo que recuerden (y en muchas ocasiones lo único que leen y no hay que desperdiciar a estos lectores ‘parciales’). Por esta razón también aprendí a utilizar los pies de foto como lugar donde poner importantes mensajes en ocasiones y también a buscar un segundo titular, a veces complementario, a veces colateral, o un “bocadillo” en el que colocar una idea fuerza, un dato relevante o una curiosidad…Titulares  en ocasiones sacados de la literatura como “La coronela sí tiene quien le escriba” o “Volverán los coloridos abejarucos”,  otras del cine como “Nacidas para sobrevivir”, “la reina de las blues”, que surgen después de escribir u otros que primero nacen, que son el origen de una página. 


Aunque en temas de cine lo que he escrito más directamente ha sido “Un espacio natural de cine”, una propuesta para convertir en destino eco-turístico a Sierra Nevada a partir de los escenarios de las películas que se han rodado en los últimos años en nuestra montaña del Sol, Libertador, A perfect day o Caníbal. 


Tengo que añadir que no me he tirado al charco sin flotador, que no he saltado al vacío sin paracaídas sino que he contado y cuento con múltiples colaboradores a los que quiero aprovechar para agradecerles su ayuda.

Mis compañeros: José Miguel Muñoz, mi botánico de cabecera y Mario Ruiz, director del Jardín Botánico Hoya de Pedraza; José Miguel Barea, mi zoólogo de cabecera y para otros muchos temas.  Rut, sobre cambio climático, temas forestales o lo que haga falta. Miguel Ángel Díaz para las cuestiones de Geología.  Antonio Ramos y Antonio José Herrera, para los temas de Uso Público.

Otras colaboraciones son externas como las de profesores de la UGR, José A. Hódar, Juan Lorite, Antonio Castillo o la de mi gran y buen amigo Jorge Garzón.

Me han cedido fotografías, además de los anteriores, Javier Olivares, Luis Ordóñez, Roberto Travesí, Juan Carlos Poveda, Lorenzo Arribas, Juan Fran, Sergio y Mariano de SEO Sierra Nevada, Fernando Castro, Juan Ra Cardenete,  Fernando del Valle, Antonio Velázquez, Emi Juárez, Miguel Olvera, Manuel Cid, Emilio González Miras, Eduardo Espinosa, Luis García Cardenete y otros compañeros del parque como Guillermo,  Parody, Pedro Sánchez, Antonio Gómez, María Luisa Rodríguez y José Manuel Fernández.

En algunas ocasiones las imágenes que me han “prestado” valen más que mis mil palabras, aproximadamente, por artículo, y lo que escribo sirve sólo para rellenar, para no molestar mucho a las fotos.

Una confesión: muchas veces es un truco, pido fotos para implicar en esta empresa a gente que no lee prensa habitualmente y así busco que se aficionen al periódico o por lo menos a mis artículos. A muchos de estos colaboradores tengo que avisarles de cuando salen y en qué periódico, y todos se extrañan pero le encanta que un periódico dedique un rincón a este tipo de información. 

Voy a contar una anécdota  relativa al artículo de “Pampaneira, en la élite de los pueblos más bonitos de España”. Había estado la semana anterior pasando con la familia unos días por allí y sin embargo no hice fotos y se me ocurrió estando ya en Granada hacer el reportaje por lo que llamé al alcalde y le pedí que fuera a un par de sitios que tenía en mente para que me hiciera unas fotos que lo ilustraran. Igual ocurrió con el reportaje reciente Puerta y Puente, sobre Pórtugos y el sendero del río Bermejo, que hice ir una tarde a Pepe Castillo, otro alcalde (de Capileira), agente de medio ambiente del Parque, que estaba de guardia, a hacerme unas fotos del pueblo y de Fuente Agria, ya que cuando estaba escribiendo conseguí autorización para una doble página y las necesitaba para completar el reportaje.  Otro alcalde, José A. Martín, de Soportújar, me facilitó las imágenes del reportaje de su pueblo, “Soportújar, tierra de brujas”, pero según me confesó salieron ganando ellos por lo contentos que quedaron. Este reportaje también fue de los que se han leído posteriormente mucho sobre todo con la  entrega de un premio de la Asociación de Municipios en Parques Nacionales al pueblo. 
 Finalmente diré que cuento con una colaboración especial que son una serie de “indicadores” con los que voy testando si llegan mis mensajes, si el lenguaje que utilizo es claro, asequible. Como mi madre me seguidora más fiel que colecciona los artículos, mi compañera Nati, la encargada del dossier de prensa en la oficina que me dice cuándo me “he pasado” en palabras y explicaciones técnicas, pero sobre todo hago caso del retorno que me llega a través del contacto directo o a través de las redes sociales de mis lectores, que no son muchos pero son muy buenos porque me quieren a mí un poco y quieren mucho a Sierra Nevada.

Nota: Lo que mejor ha quedado del libro al final han sido los prólogos que le (que me) han dedicado Magda Trillo, la directora del periódico y Federico Mayor Zaragoza, presidente del Consejo de Participación del Espacio Natural Sierra Nevada. Muchas gracias.