domingo, 13 de diciembre de 2015

Doble Fortaleza

De regreso del viaje a Nueva York he compuesto este artículo dedicado a una de las imágenes que más me gustan de Sierra Nevada porque supone esa simbiosis entre patrimonio natural y patrimonio cultural que representa en muchos sentidos Sierra Nevada como es la imagen más universal de la Alhambra con las cumbres de fondo, o ese paisaje también mundialmente admirado de los pueblos del barranco del Poqueira con el Veleta en su corona, en este caso en su vertiente Sur. El castillo/palacio de La Calahorra en la vertiente norte de Sierra Nevada, con el Picón de Jérez en posición predominante, es una imagen única, singular, que sólo tiene parangón en el Atlas marroquí, en la que se combina la altiplanicie más elevada de la península del Marquesado del Zenete con las altas cumbres de Sierra Nevada. Una fortaleza humana escoltada por una fortaleza natural. Enlace a la edición digital:


¡Ha del Castillo!

La ‘postal’ que une el Castillo de la Calahorra con Sierra Nevada, es un paisaje único, excepcional, en el que se combina el patrimonio cultural y natural, que ofrece bellas y múltiples perspectivas a lo largo del año.
  
CASTILLO/PALACIO DE LA CALAHORRA

El Castillo de la Calahorra tiene la doble condición de última fortaleza medieval que se construyó en España y de primer palacio en el que se introducen los aires renacentistas. Su construcción se debe a Don Rodrigo de Mendoza, primogénito del poderoso, en la época de los reyes católicos, Cardenal Pedro de Mendoza que quiso erigir en este lugar estratégico que domina el altiplano y el control del paso desde Guadix a Almería así como el importante Puerto de la Ragua, un lugar para la residencia de su segunda esposa, una joven a la que desposó tras enviudar.

Las austeras y recias murallas exteriores esconden un bello palacio renacentista en su interior en el que destacan unos prodigios de mármoles traídos ex profeso de Carrara y labrados con maestría a estilo italiano.

Fue levantado entre los años 1509 y 1512, sobre las ruinas de otro castillo anterior de origen árabe, no se conoce su tracista, pero si sus principales artifices, Lorenzo Vázquez y Michele Carlone, arquitecto genovés traído a España por el marqués del Zenete.  

Los baluartes o torres de los cuatro ángulos son circulares y no cuadrados como en el medievo, debido a las nuevas armas ofensivas del momento de su construcción. Sus muros, enrojecidos por el polvo de las minas de Alquife, presentan pocos huecos, destacando los tres que se abren en la planta superior de los lados este, sur y oeste. El aspecto defensivo que presenta el castillo queda roto en el lado oeste, al situarse allí el cuerpo de escalera.

Su planta es rectangular con un patio central con doble galería de arcadas y dos pisos de alzada. La única puerta de acceso se abre en el muro este, es de pequeñas dimensiones, de arco de medio punto adovelado, y sobre ella se encuentra el escudo de la segunda esposa del marqués del Zenete, María de Fonseca.

Lo más destacado del palacio junto a las galerías, escalera y artesonados es la iconografía de portadas y vanos, en donde se exponen temas míticos y grotescos del primer renacimiento realizados en Italia.

En la rebelión morisca de 1568 el castillo de la Calahorra fue asediado, en vano,  por un mal pertrechado ejército de moriscos aunque la principal batalla que ha librado este imponente patrimonio arquitectónico ha sido la de escapar de la especulación que a principios del siglo XX estuvo a punto caer expoliado cuando algunos magnates quería que ‘viajara’ a los Estados Unidos, siguiendo el mismo destino del patio renacentista del castillo de Vélez Blanco.

Aunque el edificio sigue siendo propiedad privada es posible acceder a su interior concertando la visita.

Marquesado del Zenete

El Marquesado del Zenete es una  amplia comarca marcada por los contrastes que existen en la altiplanicie sobre la que se asienta. Por un lado limita con el paisaje acarcavado de la Hoya de Guadix y por el otro con la gran muralla natural septentrional nevadense con las cumbres de los Morrones y el Picón de Jérez presidiendo el skyline de un vasto territorio. La comarca del Marquesado del Zenete ha tenido una gran importancia a lo largo de la Historia por su estratégica situación de conexión con la costa y la comarca de la Alpujarra y también de ‘pasillo o corredor’  hasta la zona almeriense como atestigua la importante vía romana que la atraviesa. 

Durante siglos el Puerto de la Ragua ha sido un trasiego continuo de gentes y mercancías, de tropas y bastimentos en un paraje agreste donde confluyen los caminos de la Sierra desde numerosos pueblos del entorno. Al sur se encuentra todo el embrujo morisco que se ha conservado durante muchos años en La Alpujarra. Al norte, el señorío y la grandeza de la altiplanicie castellana del Marquesado del Zenete con el imponente palacio/fortaleza de La Calahorra presidiendo una bella y singular estampa.

El nombre de Zenete deriva del vocablo Sened que significa ladera, en referencia a toda la ‘pared’ que supone esta vertiente norte de Sierra Nevada.


 Puerta a la “Integral de los Tresmiles”

El Picón de Jérez (3.090 metros) forma parte de la treintena de picos de Sierra Nevada que superan los tres mil metros. Por ser el que está situado más al norte del macizo y también el más occidental, es el punto de inicio (o final) de la conocida como integral de los tresmiles, la ruta más importante del montañismo de altura de la Península. Desde el Picón de Jérez podemos recorrer una larga cresta de cimas que además de pasar por los colosos -Alcazaba (3364)  y Mulhacén (3482)- y el carismático Picacho del Veleta (3398), nos llevará hasta el Pico del Caballo (3009), el más oriental y al sur de todos los tres miles, pasando por otras cumbres emblemáticas que superan esta altura como el Puntal de Juntillas, Los Cervatillos, La Atalaya, El Cuervo, Vacares, Los Machos, Cartujo, o Elorrieta. 

Más al este del Picón ya no hay cumbres que superen los 3.000 m pero desde nuestro Picón de Jérez también hay una atractiva ruta que nos lleva al Puerto de Trévelez, el Peñón del Puerto o los tres ‘Morrones’ (San Juan, Mediodía y Hornillo), que nos conduce hasta el Puerto de la Ragua y que son las alturas que dominan todo el Marquesado del Cenete y las que sirven de decorado, de fondo escénico, a toda la comarca.
 


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