viernes, 2 de agosto de 2013

Mariano (Rajoy) Cuéntame un cuento...


Había titulado inicialmente "Se equivocó el palomo, se equivocaba..." pero lo mismo hay gente con malafollá que no entiende el chiste y le saca más punta de la estrictamente necesaria y he buscado otro que también pueda ser musicado ("Cuéntame un cuento y verás que contento me voy a la cama y tendré dulces sueños"). 

No he podido ver, ni siquiera escuchar, en directo la comparecencia de Rajoy, para dar explicaciones sobre el caso Bárcenas, (risas), a “petición propia” (carcajadas). Sólo he visto parcialmente algunos cortes en los informativos de televisión, y he escuchado de refilón algún balance en la radio, por lo que mi fuente de información principal ha sido a través de las redes sociales, sobre todo twitter. No sé si eso es bueno o malo, si tengo una idea sesgada o la “nube” me ha dado una perspectiva completa.

La primera conclusión es que no me he perdido mucho. Vamos que como he estado toda la mañana liado con asuntos laborales, he aprovechado más que si hubiera estado sentado, o tumbado, pendiente del Senado (me refiero al local, ya sé que ha sido ante los diputados).

Rajoy fue a contar un cuento y no a contar la verdad. Él y su entorno pretendían que no fuera un debate sobre las cuentas del PP, los papeles (y los sms) de Bárcenas y los sobresueldos. Rajoy hubiera querido que fuera un debate sobre la situación económica y de paso decir que todo el rollo ese de las “inshidias” era negativo para la marca España.  Ese era un debate sobre las mentiras de que estamos saliendo de la crisis (como puede decir Rajoy que llega un nuevo día esta cuando queda tanta noche todavía para millones de españoles). A Rajoy le hubiera gustado enfrascarse en lo del déficit, en los compromisos con Europa y en la historia esa de que no hay otra alternativa que las reformas (léase recortes) emprendidas por el gobierno. Ese hubiera sido un debate de mentiras pero al fin y a la postre hubiera salido indemne. Lo único que ha quedado de esta orientación el debate es la acusación a la oposición de que hacen daño a España que queda prácticamente compensada con la respuesta de que lo que hace daño al país es mantener un presidente maniatado, lo que hace daño a España es la corrupción de un gobierno que no da explicaciones sobre la contabilidad del Partido que lo llevó a ganar unas elecciones, lo que emborrona la imagen del país es el cobro de comisiones ilegales y el pago de sobresueldos a políticos, (sobre todo cuando toman medidas en las que piden sacrificios a los trabajadores), que además son opacos al fisco.
En grande debiera aparecer la palabra DIMISIÓN
Y puestos a hablar de mentiras pues recordemos que Rajoy llegó al gobierno, aparte de por los errores de sus antecesores, gracias a una sarta de mentiras que se descubrieron al poco de tomar posesión (subida de impuestos, rescate a los bancos, recortes en becas… por poner algún ejemplo).

Pero como Rajoy no ha conseguido imponer esta orientación se ha tenido que meter en el charco de las mentiras sobre el caso Bárcenas, ya convertido en el caso de la financiación ilegal del Partido Popular y a partir de hoy el caso Rajoy. Y ahí ha desbarrado porque ha sido pillado en numerosos renuncios. En ese arenal, (no es alusión al señorito andaluz sub-campeón eterno), no podía salir bien parado en ningún caso y el pretendido objetivo de cerrar el caso y poner el cartel de cerrado por vacaciones, me temo que va a ser un fracaso. Porque con los antecedentes del “todo es falso, salvo alguna cosa”, y lo de “sobre la segunda ya y tal”, pues no tiene ningún crédito la estrategia de “lo siento, me he equivocado, (le ha faltado el no lo volveré a hacer)” ya usada por el rey (lo pongo con minúscula porque ha menguado mucho su crédito), y que a estas alturas de la película con todo lo que sabemos ya de cierto, no es de recibo, porque en su caso los errores de ese bulto sólo se perdonan si llevan penitencia acompañada y aquí los únicos penitentes que estamos pagando que algunos hayan vivido por encima de sus (y de nuestras) posibilidades somos los ciudadanos.

La prueba de que Rajoy no tiene escapatoria (en otro país democrático ya habría dimitido) es que el presidente del gobierno, y ahora la claque, ha tenido que recurrir a la estrategia de alimentar a sus fieles de la bancada y el arma más grande que le queda (a costa de hacer un gran daño a las instituciones y a todo el funcionamiento democrático) es la de “y tú más”, ejemplificado en este caso con el reconocimiento, de que han cobrado sobresueldos (“como todos”) y en la insinuación que sueltan los hooligans del PP de que Bárcenas les ha robado al partido y que el PSOE se lo ha quitado a los parados (y se quedan tan panchos).

En el argumentario para los propios se utiliza el de que "no se puede creer al que acusa, al que está en la cárcel" (se olvidan de decir que ese es al que han pagado hasta hace poco, al que han tenido de tesorero durante 20 años, al que hasta anteayer Rajoy le decía, “sé fuerte Luis”); hay que tener bastante osadía para decir eso en público cuando en gran medida el partido popular ha utilizado las declaraciones del "chófer cocainómano y putero" como eje de su acusación a toda la Junta, a todo el PSOE, de corrupción o sin ir más lejos cuando se utilizó la acusación de Derribo (quiero decir el honrado empresario Dorribo), para acosar a Pepiño Blanco.

Hay algunas cosas de la intervención de Rajoy que me irritan especialmente como esa manía de decir que tiene una profesión (que no ha ejercido nunca aunque haya cobrado irregularmente y haya obtenido un buen destino –en otros tiempos- sin ejercer, de manera in-explicada). Hace un flaco favor a todos los que se dedican honestamente a la Política y lo digo yo que soy un crítico de la excesiva profesionalización y eternalización de muchos políticos y defensor por el contrario de profesionales en Politica, de manera temporal, limitada.
Resumen: Bárcenas engañó a Rajoy, éste engañó a los españoles, estos se engañan si creen a Rajoy y éste se engaña si cree que han colado sus mentiras.

Mi conclusión es que a partir de hoy (si alguna vez tuvo ese empeño) ha dejado de ser el presidente de todos los españoles, para dedicarse a ser el gestor de los asuntos (algunos muy turbios) del PP, un presidente del gobierno dirigido por y con prioridad hacia unos pocos en el terreno de lo económico y hacia una minoría de la derecha extrema en asuntos de libertades y derechos.

Como analiza Vicente Vallés en la Mirada Crítica, a Rajoy y al PP ya no le importa nada más que el PP y el cemento que los une y su fortaleza se basa en que el sistema electoral y la atomización de fuerzas políticas de centro e izquierda les favorece mientras aglutinen a todas las derechas.

Quiero destacar entre las fuentes en las que he bebido para componer estas notas a Ignacio Escolar y su resumen “Las mentiras de Rajoy, cita a cita”, en el que desmonta desmenuzadamente las afirmaciones de presidente del gobierno al que le ha salvado del K.O. el formato de su comparecencia y la ausencia de posibilidad de contrarréplicas aunque quedan pendientes muchas preguntas a las que no ha contestado o en las que ha mentido que tendrá que contestar (si se atreve, en próximas sesiones parlamentarias o ante los medios de comunicación).

Y además me ha gustado especialmente, entre las múltiples cosas que he leído, el análisis de Rosa Llacer, (quizás me pueda un poco también que le tengo un reciente pero fuerte cariño y aprecio profesional), que se ha estrenado en El blog de Descubre con “Los 6 errores de Arriola en el discurso de Rajoy”. 

De todas maneras lo mejor sobre la comparecencia de Rajoy viene ahora con el turno de réplica de Bárcenas y la venganza de El Mundo al que Rajoy dirigió dardos envenenados y eso es meterse en arenas movedizas (y sigo sin referirme a Javier Arenas uno de los señalados como facedores de la trama y principales beneficiarios de los sobresueldos).


Nota final: Sobre el tema del Trending Topic #findelacita. A mí me parece que se debe a un error de Rajoy que puede estar influido por la necesidad de leer el discurso para no salirse del guión (ni él ni sus asesores tienen confianza en que no la cague de nuevo) y en que debe haber habido algún cambio entre los que le hayan preparado los papeles (me refiero a los del discurso aquí no voy con segundas) porque debe haber sido una novedad esta anotación. vamos que ha habido un becario como en el ¿error garrafal? del subtítulo en TVE. De ser habitual, y no haber ocurrido hasta ahora, todavía sería peor mi consideración de las limitaciones comunicadoras del presidente del gobierno. Vamos que es como si hubiera dicho "entre comillas, subrayado o en negrita" al leer un párrafo o todavía más si hubiera dicho "y esto va con letra 16".

Para terminar y completar la banda sonora con la que arranca este artículo “Cuéntame un cuento..." nos despedimos con “Que cara más dura tiene el Mariano, que cara más dura que nos quiere engañar” (bis). Vosotros mismos las cantáis.

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