martes, 23 de octubre de 2007

Y sin embargo se mueve


Nadie puede negar hoy con fundamento, salvo los instalados en el cortoplacismo o los que les quieran hacer el juego a las petroleras y a otras grandes empresas con intereses en negar las evidencias, desde la presentación del Cuarto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que las emisiones de dióxido de carbono, junto a otros Gases de Efecto Invernadero (GEI), emitidas por la industria, los transportes y los usos domésticos, están provocando un aumento de la temperatura en Tierra.

Las evidencias acumuladas sobre el cambio climático son de tal magnitud que hay que dejar el escepticismo y la discusión sobre si son galgos o podencos para pasar a la acción. El cambio climático es un hecho cierto y con un porcentaje de un 95 % de certeza atribuible en su origen a la acción del hombre.

Si no invertimos ahora, lo que supondrá un 1 % del PIB anual mundial, dentro de unos años nos costará una reducción del 20%, como ha señalado Nicholas Stern, ex director del Banco Mundial, (no puede acusarse de ecologista radical), en un informe encargado por Tony Blair, lo que supondría una catástrofe comparable a la segunda guerra mundial o a una gran epidemia como la Peste de la Edad Media.

En España el cambio climático es más acentuado. Nos hemos “calentado” el doble (0,74 de media del planeta frente a 1,5 ºC) y somos más sensibles a este recalentamiento que irá incrementándose progresivamente. El otro efecto del cambio climático, en nuestra región será la reducción global de las precipitaciones (en porcentajes de hasta el 20%), y una mayor irregularidad.

El cambio climático no es un grave problema de carácter ecológico para el planeta (mal llamado) Tierra que ha superado situaciones mucho más extremas. El problema es para nuestra especie y para nuestro modelo de sociedad. Para nosotros sí constituye una alteración ambiental y un gravísimo problema socioeconómico que hay que afrontar ya. Nuestro planeta ya ha vivido ascensos de temperaturas como al que vamos abocados y elevaciones del nivel del mar mayores que las que ahora se apuntan, pero si ocurren ahora, nuestra sociedad, nuestro modelo socioeconómico es el que está en grave riesgo.
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Estamos ante una responsabilidad compartida suplantada por la sensación de una irresponsabilidad difusa lo que nos da una cómoda y perfecta coartada para la inacción para la pasividad. Reflexiones como las de Rajoy no contribuyen a despertar la conciencia ni favorecen conductas más responsables, más comprometidas, más solidarias. Hoy, con las declaraciones de otros dirigentes del PP como Esperanza Aguirre, la mujer del Aznar o el Zaplana, ya no sé si fue un lapsus linguae, una ligereza fruto de una reflexión apresurada o el problema es más grave. Parece que también quiere el Partido Popular hacer de este tema una confrontación cuando debería de sumarse a una estrategia de toda ESPAÑA para hacer frente a este importante reto.

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