jueves, 28 de junio de 2007

Nunca fui (ni iré por ahora) a Polonia



Hoy se celebra el Día Internacional del Orgullo Lésbico, Gay, Transexual y Bisexual. Voy a ir con mi hija, Ángeles y mi “compañera” Ángeles (que lleva dentro a otro ángel aunque por ahora es de los de cuernos y rabo), a la mani en la Plaza de las Pasiegas. Allí he quedado con amigos homo y hetero. Es un buen momento para la educación, para la toma de posición social y política y este es un año especial por ser el 30 aniversario de la primera manifestación en España de los derechos de lgtb, que coincide con el aniversario de las primeras elecciones denocráticas.

El gobierno socialista ha dejado de ser país de frutos tardíos, que diría Ortega y Gasset, para convertirse en vanguardia en el mundo por su decidida apuesta por la visibilidad y reivindicaciones de la población lgtb.

El gobierno socialista ha impulsado en tres años un paquete importante de medidas para garantizar la igualdad legal y social de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, por eso la manifestación estatal del orgullo LTGB tiene una dimensión europea al recaer sobre Madrid la cita europea de este colectivo. Ni el ayuntamiento de Gallardón ni la Comunidad de la Espe están hasta el momento a la altura de las circunstancias. Por supuesto no se han volcado los populares como lo hizo el ayuntamiento de Vlencia y la Generalitat con el Papa que nos costó una millonada del erario público (aunque también hubo negocios privados millonarios).

Hoy es un buen día para soñar con una Europa de la libertad, la igualdad y la fraternidad, una Europa donde la homofobia, transfobia y bifobia queden desterradas para siempre.

Pero los polacos (los catalanes no, los de Polonia) están dando la nota con el hostigamiento y persecución a los gays y lesbianas y aunque desde el Paralamento Europeo se insta al gobierno polaco a que cese con las discriminaciones con los homosexuales (por cierto con la abstención cómplice del PP) el gobierno de los mellizos polacos sigue con sus soflamas homófobas.

En otros países (Irán, Sudán, Yemen, Arabia Saudí...) la situación es más complicada llegándose incluso a ejecuciones de personas homosexuales simplemente por descubrirse su orientación sexual.

Por eso, como Alberti que dijo que nunca vendría a Granada por el crimen a Federico, aunque luego vino con la vuelta de la democracia (yo estuve allí), hoy proclamo a los cuatro puntos cardinales de la red, que nunca iré a Polonia.

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