miércoles, 14 de febrero de 2007

Yo estuve en Dos Hermanas


El domingo fuí de excursión al mitin central de la campaña del Estatuto de Autonomía con un grupo de compañeros de la capital. Ahí van algunas notas que tomé del Acto multitudinario.

Rafael Escuredo fué el más guerrillero y dijo que a los que no creen en Andalucía y a los que no quieren a Andalucía, “hay que darle donde más les duele: en las urnas. Con el voto y con la palabra que son nuestras armas”.

Mi amiga Elia Maldonado, secretaria de Igualdad del PSOE-A, dijo que había muchas razones para el Sí pero que ella sobre todo estaba contenta porque "éste era el Estatuto de la Igualdad entre hombres y mujeres, el que nos hará avanzar por la senda de la democracia paritaria".

Pepote dijo que se sentía orgulloso de ser español y andaluz pero que ese día sobre todo estaba feliz por ser socialista y andaluz.

Manuel Chaves empezó saludando a los sordomudos y a todos los discapacitados presentes en un acto "por el Estatuto de la Igualdad Real". En un momento fuerte de su intervención dijo que los andaluces habíamos hecho el texto sin complejos con ninguna otra autonomía, el que habíamos querido los andaluces, el que nos había dado la gana (el que nos ha salido de la … dicho en granadino). Acabó su intervención haciendo un llamamiento a los votantes del PP para que vayan a votar y voten Sí porque, "entre la errática posición del PP durante el proceso y la ambigüedad de Arenas en esta campaña, más preocupado en criticar al PSOE que en el Estatuto, se pueden confundir y desmovilizar".

ZP estuvo seguro, se encontraba feliz. Dijo que "Andalucía garantiza la unidad y el equilibrio de España y que confiaba en la responsabilidad y solidaridad de los andaluces". Dejó claro que el gobierno de España, el actual, (al contrario de lo que hizo Aznar), está con Andalucía y acompaña a Andalucía. Y dio un consejo a Rajoy para ser presidente del gobierno, además de ser español y tener más de 18 años: “decir la verdad”. Y nos animó a todos a seguir trabajando sin insultos. Una señora que había a mi lado confesó en ese momento que rezaba todos los días por él porque era un santo que aguantaba a los de la derecha sin responder a sus provocaciones.

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